Falleció el pintor mexicano que llevó su tierra natal al centro de la cultura mexicana e internacional.
El pintor mexicano Francisco Toledo, uno de los artistas más reconocidos de México y con una obra que puso a su estado natal Oaxaca en el centro de la cultura nacional, murió este jueves a los 79 años de edad. La titular de la Secretaría de Cultura del gobierno de México, Alejandra Frausto, dedicó al maestro Toledo algunas palabras en su cuenta oficial de Twitter: “Los ojos más vivos que han visto Oaxaca. Los ojos más bellos que lo recrearon todo. La tierra va a perder gravedad. Hombre tierra con pies de maíz. Caminaba surcando, caminaba sembrando, caminaba exigiendo: caminaba floreciendo. Cada paso de Toledo germinaba. Su paso era como la semilla de maíz, la de calabaza, la de chile y de frijol de la milpa más bella que nadie haya creado. Rayones, dibujo excelso, chango murciélago elefante chapulín. El zapoteco se oyó en coros que lo inventaron todo con ese canto tuyo FRANCISCO Toledo”.
Su obra está profundamente arraigada en Oaxaca, un estado de raíces prehispánicas que están presentes en toda su extensa obra al igual que su fuerte preocupación por su cultura. Por ello, fundó varias instituciones en su estado como el Patronato Pro Defensa y Conservación del Patrimonio Natural y Cultural del Estado de Oaxaca (Pro-Oax) y el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO).
Toledo nació en Juchitán (Oaxaca) el 17 de julio de 1940 y se le reconoce como un artista polifacético, por sus trabajos en acuarela, óleos, gouché y fresco, además de haber incursionado en la litografía, la cerámica, la escultura, en piedra, madera y cera.
El padre del artista, Francisco López Orozco, fue un dependiente de comercio y su madre, Florencia Toledo Nolasco, era de una familia de oficio matancero (abrir reses en canal); el artista fue el cuarto de siete hijos.
Siendo un niño, Toledo mostró especiales habilidades de dibujo que fueron alentadas por su padre, que entregó las paredes de su casa a la ola creativa de su vástago.
La imaginación infantil del artista también se alimentó de su abuelo paterno, Benjamín, un zapatero de Ixtepec que lo llevaba en salidas campestres en busca de resina vegetal, en tanto que le relataba historias de seres fantásticos.
Llegó a la Ciudad de México para estudiar el taller de grabado en la Escuela de Diseños y Artesanías. Ya con 19 años de edad, expuso sus obras en México y en Fort Worth, Texas.
Su vida de becario en París entre 1960 y 1965 dio frutos en una galería de la capital francesa; expuso también en Tolosa y en Londres y en Nueva York. Francia celebró su desarrollo de lo mítico y su sentido sagrado de la vida. En París conoció al poeta mexicano Octavio Paz y al pintor mexicano Rufino Tamayo, además de estudiar con el pintor británico Stanley Hayter.
Estableció la empresa Ediciones Toledo, el IAGO y el Taller de Arte Papel Oaxaca y fue creador del Centro de las Artes San Agustín. Entre los reconocimientos que recibió destacan el Premio Nacional de Ciencias y Artes en 1998, el Premio Príncipe Claus en 2000 y el Premio Right Livelihood en 2005.