El papa Francisco rezó el Regina Coeli del VI domingo de Pascua y reflexionó sobre el mandamiento de Jesús: “Ámense los unos a los otros como yo los he amado”.
Antes del tradicional rezo del Regina Coeli, el papa Francisco dedicó sus reflexiones de este sexto domingo de Pascua al mandamiento que Jesús nos dejó: “Ámense los unos a los otros como yo los he amado”. Al respecto, señaló que amar como Cristo “significa salir de uno mismo” y decir no a otros ‘amores’ que el mundo nos propone como “el amor al dinero, al éxito y al poder”.
El Santo Padre rezó la oración mariana del Regina Coeli asomado desde la ventana del Palacio Apostólico del Vaticano. Comentando el Evangelio dominical según san Juan, en el que Jesús nos invita a “permanecer en su amor para que su alegría esté en nosotros y nuestra alegría sea plena”, el Santo Padre planteó una cuestión fundamental: “¿Cuál es este amor en el que Jesús nos dice que permanezcamos para tener su alegría?”.
“Es el amor que tiene origen en el Padre, porque Dios es amor”, dijo, recordando que el amor que Jesús nos dona “es el mismo con el que el Padre lo ama a Él: amor puro, incondicionado, gratuito”. En ese sentido, añadió: “Donándonoslo, Jesús nos trata como amigos, dándonos a conocer al Padre, y nos involucra en su misma misión por la vida del mundo”.
Iluminado por la frase “permanezcan en mi amor”, el Pontífice destacó que para poder lograr esta difícil meta de la vida es necesario cumplir con los mandamientos de Dios que Jesús resumió en uno solo «Ámense los unos a los otros como yo los he amado».
“Amar como ama Cristo significa ponerse al servicio de los hermanos, tal como hizo Él al lavar los pies de los discípulos. Significa salir de uno mismo, desprenderse de las propias seguridades humanas, de las comodidades, para abrirse a los demás, especialmente a quienes tienen más necesidad. Significa ponerse a disposición con lo que somos y lo que tenemos. Esto quiere decir amar no de palabra, sino con obras.”
Y al advertir sobre los riesgos de desviarnos del camino del Señor, Francisco sostuvo que amar como Cristo significa decir no a otros “amores” que el mundo nos propone: amor al dinero, al éxito, al poder. “Estos caminos engañosos nos alejan del amor al Señor y nos llevan a ser cada vez más egoístas, narcisistas y prepotentes. La prepotencia conduce a una degeneración del amor, a abusar de los demás, a hacer sufrir a la persona amada”, alertó.
En esa línea, se refirió también a los peligros del amor enfermo que se transforma en violencia: “¡Y cuántas mujeres son sus víctimas hoy en día!”, exclamó, destacando que esto no es amor ya que “amar como ama el Señor quiere decir apreciar a la persona que está a nuestro lado y respetar su libertad”, es decir, amarla como es y gratuitamente.
“En definitiva, Jesús nos pide que habitemos en su amor, no en nuestras ideas, no en el culto a nosotros mismos; que abandonemos la pretensión de dirigir y controlar a los demás para fiarnos y donarnos a ellos”.
Finalmente, el Papa recordó que Jesús mismo nos ha dicho que este “permanecer en el amor del Señor” nos conducirá siempre a la alegría: «Para que mi alegría esté en ustedes y esa alegría sea plena».
“El Señor quiere que la alegría que Él posee, porque está en comunión total con el Padre, esté también en nosotros en cuanto unidos a Él”. Y destacó que, a pesar de nuestras infidelidades, “esta alegría de sabernos amados por Dios nos hace afrontar con fe las pruebas de la vida, nos hace atravesar las crisis para salir de ellas siendo mejores”.
“Que la Virgen María nos ayude a permanecer en el amor de Jesús y a crecer en el amor hacia todos testimoniando la alegría del Señor resucitado”.
Fuente: AICA