Los primeros resultados indicaron que en el ambiente de crecimiento de la planta la presencia de cromo se redujo más del 85%.
Con el objetivo de remover residuos peligrosos de efluentes de curtiembres, profesionales del Centro INTI-Cueros están estudiando las propiedades de una especie vegetal nativa llamada Canna ascendens. Los primeros resultados indicaron que en el ambiente de crecimiento de la planta la presencia de cromo se redujo más del 85%.
La fitorremediación es una metodología que se utiliza para remover contaminantes que afectan al ambiente, a partir de plantas que logran incorporar sustancias peligrosas. La utilización de esta herramienta a nivel internacional ha venido creciendo gracias a su efectividad y bajo costo de implementación respecto a los sistemas convencionales.
En este camino, profesionales del Centro de Cueros del INTI están estudiando la planta autóctona Canna ascendens con el objetivo de evaluar la factibilidad de utilizarla para el tratamiento de efluentes de la industria del cuero –principalmente cromo–. Se eligió esta especie vegetal por ser nativa de la provincia de Buenos Aires, robusta, de fácil crecimiento en zonas linderas a espejos de agua, y por pertenecer a un género que posee buena tolerancia a los metales pesados.
“Los resultados indican que luego de dos semanas de tratamiento se logró reducir la concentración de cromo entre un 85 y 95%”, destaca Alejandro Markán, director del Centro. Para el estudio se realizó un cultivo hidropónico de ejemplares de la planta en estado vegetativo –cada uno con una medida entre 10 y 15 cm de altura– y se les incorporó a la solución nutritiva cromo trivalente, en la forma de un producto comercial utilizado habitualmente en curtiembre.
Las soluciones de contacto fueron periódicamente analizadas por Espectroscopía de Absorción Atómica (EAA), para evaluar su contenido de cromo residual. Se realizaron muestreos destructivos, uno a la mitad del período de estudio y otro al final.
Las plantas fueron cosechadas y separadas en sus partes aérea y raíz. Estas se secaron en estufa a 60º C y se dirigieron por vía húmeda (con ácidos nítrico y sulfúrico). Luego se analizó el extracto obtenido por EAA. Los resultaron mostraron que la mayor concentración de cromo se encontraba en la raíz (tanto absorbido como adsorbido) y que la desaparición del metal se produjo principalmente durante los primeros 11 días.
Los investigadores continúan avanzando en nuevos ensayos para determinar la cantidad máxima de cromo que esta especie vegetal es capaz de captar en contacto con otros efluentes de curtiembre (ricos en sales inorgánicas y compuestos orgánicos). “La implementación de esta tecnología será un aporte clave para promover el desarrollo de la industria curtidora dentro del marco del uso racional de los recursos naturales y la preservación del ambiente”, concluye Markán.
Fuente: INTI Comunicación – Valeria Montenegro