La economía internacional es un ámbito estratégico para las naciones. El flujo de inversiones y la proliferación de organizaciones laborales son claros indicadores del avance tecnológico, la ciencia y el conocimiento incorporados en clave de términos productivos. De allí la importancia de la economía del conocimiento, entendida como la innovación volcada en productos o modelos de gestión.
Las mayores empresas son actores mundiales. El monto de inversión de origen extranjero en el mundo supera los 30 billones de dólares, siguiendo información de la OCDE.
El Banco Mundial publicó un documento donde compara países con empresas para dimensionar relevancias económicas. El mismo revela que de las 100 principales entidades económicas del planeta 69 son empresas y 31 son economías de diversas naciones.
La Unión Europea como bloque es el principal inversor mundial en el exterior, superando los 11 billones de dólares. Si analizamos por países, Estados Unidos es el mayor inversor en el exterior superando los 7 billones de dólares. China generó un monto de 1,4 billones de dólares, pero si vinculamos a China y Hong Kong, este bloque supera los 3,5 billones de dólares, conformando el segundo bloque nacional en emisión de inversiones al exterior.
La principal vía por la que Estados Unidos invierte en proyectos de la economía real fuera de su país es la reinversión de utilidades (96%). Esto implica que los países en los que estas empresas invierten se benefician porque el desarrollo productivo de ellas incrementa su capacidad local (reinversión, generación de empleo, alimento de las cadenas domésticas de abastecimiento). El principal ámbito donde se encuentran es Europa, seguida por Asia. Esto evidencia que los inversores eligen como destino economías ordenadas o expansivas. Algo relevante es que mientras creció la inversión extranjera internacional desde y hacia Estados Unidos, también crecieron las exportaciones y las importaciones de esas empresas. Como competidor emergente de EE.UU., en los últimos años, la inversión de empresas chinas en el exterior ha crecido ininterrumpidamente.
El total de compañías chinas provenientes de la República Popular China y de Hong Kong ronda las 4600 que actúan de modo multinacional, generando cerca de 286.000 puestos de trabajo fuera de China. El 62% de esas inversiones son producidas por empresas privadas chinas, y el 38% por emprendimientos con participación estatal.
Proveniente de la Unión Europea, el stock de inversión extranjera, que, como antes se señaló, supera 11 billones de dólares, tiene en América del Norte la mayor proporción de destinos (40,8%). Según la OCDE, Holanda es el principal inversor europeo en el mundo (2,5 billones) si se mide el stock acumulado por origen de país. Le sigue en importancia el Reino Unido (1,7 billones). Alemania es el tercero en importancia (1,6 billones), y Francia (1,4 billones), el cuarto.
Algo importante y consecuencia de lo anterior es no ya el importe invertido, sino la cantidad de empresas internacionales provenientes de cada país. En la lista de las 500 empresas más relevantes del mundo por sus ingresos de Fortune Global 2018, se observa que el país con más cantidad de empresas en ese ranking es Estados Unidos (126), China (120), Japón (52), Alemania (32). Estas multinacionales trabajan en varias naciones, pero tienen alto impacto en sus países porque de todo lo que producen en el mundo generan más del 66% en sus países de origen. Esas organizaciones generan el 55% de todas las exportaciones mundiales, y cerca del 23% del empleo en el planeta.
Resulta interesante preguntarse por la posición de diversos países en este punto.
En el caso argentino se constata que una dificultad de su economía es la escasez de este tipo de grandes empresas nacionales.
Son argentinas solo 9 de las 100 principales multinacionales latinoamericanas. El stock de inversión de empresas argentinas en el exterior ronda los 40.000 millones de dólares. Dicha cifra es una novena parte del monto de inversiones de las empresas brasileñas. México quintuplica el monto de inversiones argentinas, y a su vez Chile triplica el monto argentino.
El progreso se relaciona con la cantidad, la calidad y la maduración de las empresas existentes en una economía. Mejor empleo, redunda en mejores bienes y servicios. Mayor competencia, tecnología e innovación se relacionan con este escenario.
Una manera de mejorar la inserción externa argentina es generar condiciones para alentar genuinamente el crecimiento de las empresas, respetando las condiciones de mercado, más allá de las fronteras. Hay un largo camino por andar.
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