El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), y Obispo de San Isidro, Monseñor Oscar Vicente Ojea, dio a conocer sus impresiones y expectativas respecto a la inminente reunión sobre protección de menores con el Papa Francisco y los representantes de las Conferencias Episcopales, que se llevará a cabo en Roma del 21 al 24 de febrero.
Oscar Ojea participará de la reunión en Roma convocada por el Papa Francisco, con el objetivo de analizar y adoptar “protocolos claros de acción ante el flagelo de los abusos sexuales en la Iglesia”.
Los responsables titulares de todas las Conferencias Episcopales del mundo debatirán junto al Santo Padre sobre medios efectivos para combatir los abusos en un encuentro que se llevará a cabo en el Vaticano del 21 al 24 de febrero.
Objetivos de la reunión con el Papa
En este contexto, monseñor Oscar Ojea manifestó a través de la Oficina de Prensa de la CEA, sus impresiones y expectativas: “Por un lado el Papa explicó en la conferencia en el avión con los periodistas durante el viaje de vuelta de Panamá, que la reunión se realiza con dos objetivos fundamentales. El primero, es tomar mayor conciencia sobre el drama de los abusos. El segundo es lograr protocolos claros para actuar cuando éste se produce”.
Asimismo, el prelado aseguró que los testimonios que se presentarán durante las jornadas, “ayudarán a reafirmar esa toma de conciencia” e indicó además, que habrá un momento de oración y una liturgia penitencial para los participantes.
“Personalmente tengo una expectativa muy grande porque en la medida que la Iglesia pueda ahondar en las consecuencias de este drama y encontrar los medios efectivos para combatirlo, ayudaríamos enormemente, no solamente a las víctimas de abusos cometidos por clérigos y a la Iglesia, sino también, a toda la sociedad que está envuelta en este flagelo”, añadió.
El drama del abuso
Por otra parte, el obispo de San Isidro reflexionó sobre el drama del abuso sexual: “El abuso atraviesa toda la sociedad, se da en las familias y en las instituciones. La clave para entenderlo es la manipulación de la desigualdad de poder; poder en la diferencia física e intelectual o de ocupar un lugar superior. Supone invadir la intimidad de otro que es vulnerable, incluye maltrato físico y maltrato psicológico”, afirmó Ojea subrayando que bajo esta situación el menor vulnerable entra en una red de silencio: “en el silencio hay factores neurológicos y psicológicos implicados, el silencio es parte del trauma del abuso y el comienzo de poder hablar es parte de la curación. Allí comienza un tiempo que debe tener en cuenta aspectos relacionados como la justicia y reparación para poder volver a vivir plenamente”, puntualizó.
Con respecto al doloroso camino que recorren las víctimas de abuso, el presidente de la CEA manifestó que para empezar a resolver este grave problema “hay que comenzar con poder comunicar y hablar”, pero eso sólo es posible “si todos aprendemos a generar el espacio para que se produzca esa escucha”.
No a la cultura del encubrimiento
A partir de ahí, -continúa Mons. Ojea- podemos empezar a reparar: “esto implica accionar en varios planos como la justicia, psicología y la espiritualidad”.
Por último, el prelado hizo hincapié en que hoy sabemos que la mejor palabra que podemos dar frente al dolor causado, “es el compromiso para la conversión personal, comunitaria y social que aprende a escuchar y cuidar especialmente a los más vulnerables”.
“Urge por tanto, generar espacios donde la cultura del abuso y del encubrimiento no sea el esquema dominante; donde no se confunda una actitud crítica y cuestionadora con traición. Esto nos tiene que impulsar como Iglesia a buscar con humildad a todos los actores que configuran la realidad social y promover instancias de dialogo y constructiva confrontación para caminar hacia una cultura del cuidado y la protección (cf. Carta del Papa a los obispos chilenos- 31.05.18)”, concluyó.
Fuente: Vatican News