Hoy, 3 de mayo, se conmemora el Día Mundial de la Libertad de Prensa, una buena ocasión para repasar el próximo mensaje del Papa Francisco por las Jornadas de las Comunicaciones Sociales.
En el marco de esta jornada habrá una campaña promovida por Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas a través de la cual diferentes medios de nuestro país realizarán posteos alusivos a la defensa del valor del periodismo profesional en las plataformas tecnológicas.
El sentido de esta iniciativa radica en ser conscientes del daño que pueden provocar las noticias falsas, sobre todo cuando invaden las redes sociales y se propagan velozmente.
En ese sentido, vale poner el ojo en el contundente mensaje que el papa Francisco elaboró para las próximas 52º Jornadas de las Comunicaciones Sociales, a celebrarse el próximo 13 de mayo. El mismo lleva el título de “La verdad los hará libres” Fake News y periodismo de paz, en el que advierte sobre las consecuencias de las noticias falsas y propone algunas medidas para contrarrestarlas.
“La eficacia de las fake news se debe, en primer lugar, a su naturaleza mimética, es decir, a su capacidad de aparecer como plausibles. En segundo lugar, estas noticias, falsas pero verosímiles, son capciosas, en el sentido de que son hábiles para capturar la atención de los destinatarios poniendo el acento en estereotipos y prejuicios extendidos dentro de un tejido social, y se apoyan en emociones fáciles de suscitar, como el ansia, el desprecio, la rabia y la frustración. Su difusión puede contar con el uso manipulador de las redes sociales y de las lógicas que garantizan su funcionamiento. De este modo, los contenidos, a pesar de carecer de fundamento, obtienen una visibilidad tal que incluso los desmentidos oficiales difícilmente consiguen contener los daños que producen”, escribe Francisco.
Y continúa: “El drama de la desinformación es el desacreditar al otro, el presentarlo como enemigo, hasta llegar a la demonización que favorece los conflictos. Las noticias falsas revelan así la presencia de actitudes intolerantes e hipersensibles al mismo tiempo, con el único resultado de extender el peligro de la arrogancia y el odio. A esto conduce, en último análisis, la falsedad”.
“Ninguna desinformación es inocua; por el contrario, fiarse de lo que es falso produce consecuencias nefastas. Incluso una distorsión de la verdad aparentemente leve puede tener efectos peligrosos”.
Luego de remarcar los efectos que pueden provocar las fake news, Bergoglio enfatiza sobre las diferentes posibilidades para contrarrestarlas: “El antídoto más eficaz contra el virus de la falsedad es dejarse purificar por la verdad. (…)La verdad es aquello sobre lo que uno se puede apoyar para no caer”.
“Liberación de la falsedad y búsqueda de la relación: he aquí los dos ingredientes que no pueden faltar para que nuestras palabras y nuestros gestos sean verdaderos, auténticos, dignos de confianza. Para discernir la verdad es preciso distinguir lo que favorece la comunión y promueve el bien, y lo que, por el contrario, tiende a aislar, dividir y contraponer. (…) Si el camino para evitar la expansión de la desinformación es la responsabilidad, quien tiene un compromiso especial es el que por su oficio tiene la responsabilidad de informar, es decir: el periodista, custodio de las noticias. Este, en el mundo contemporáneo, no realiza sólo un trabajo, sino una verdadera y propia misión. Tiene la tarea, en el frenesí de las noticias y en el torbellino de las primicias, de recordar que en el centro de la noticia no está la velocidad en darla y el impacto sobre las cifras de audiencia, sino las personas. Informar es formar, es involucrarse en la vida de las personas. Por eso la verificación de las fuentes y la custodia de la comunicación son verdaderos y propios procesos de desarrollo del bien que generan confianza y abren caminos de comunión y de paz”.