Entre el merecido festejo y las suspicacias de los arbitrajes

Entre el merecido festejo y las suspicacias de los arbitrajes

Con el triunfo 1 a 0 frente a Gimnasia y el empate de River en Tucumán, Boca se quedó con la Superliga. El arbitraje en el centro de la escena.

La definición del torneo fue apasionante. Los dos equipos más importantes de la Argentina llegaron a la última fecha definiendo quién sería el campeón. River como líder, un punto por sobre su eterno rival.

Ante la posibilidad de ambos de quedarse con el título, ambos partidos (Atlético Tucumán-River y Boca-Gimnasia) se jugaban en simultáneo, para que ninguno pudiera especular conociendo de antemano el resultado del otro. Algo que debería haberse hecho en fechas anteriores, aunque la agudeza del reglamento sólo aparece en ocasiones extremas… y a veces.

Boca ha sido un merecido campeón. Con un contundente sprint final, aprovechó la base de puntos que había cosechado en la segunda parte del año pasado, cuando Gustavo Alfaro era el técnico, y con la llegada de Miguel Russo potenció su poderío ofensivo, ganando los últimos partidos con notables goleadas de la mano de un experimentado Carlos Tévez que volvió a brillar como el ídolo que es.

Y River parecía que lograría por fin el ansiado título local, una cuenta pendiente desde que Marcelo Gallardo se hizo cargo del equipo en 2014. Los numerosos éxitos millonarios en estos 6 años han sido internacionales, además de haber conseguido un respeto en todo el ambiente futbolero por su nivel sostenido en el tiempo y su claridad a la hora de jugar.

No obstante, el traspié riverplatense no fue tanto en Tucumán, donde se sabía de antemano la dificultad que podría significar la vista a Atlético. Sino que el empate en la anteúltima fecha frente a Defensa y Justicia en el Monumental le dio un impulso anímico a su perseguidor y pudo haber contaminado de dudas la confianza siempre alta de los dirigidos por el Muñeco.

Así y todo, River mostró su identidad ante el Decano. Sin embargo, en ese partido es donde volvieron a asomar los fantasmas de una estructura futbolística salpicada por la continua desconfianza y las suspicacias que siempre asoman en instancias decisivas. Y entre los responsables está la terna arbitral encabezada por Patricio Loustau, que no cobró un gol válido y no sancionó dos penales claros sobre los jugadores de River.

¿Quita méritos estos hechos al logro de Boca? En absoluto. No obstante, que una vez más una definición quede bajo sospecha deja un sabor amargo. El fútbol argentino es tan apasionante como dudoso. Y el derecho a la duda invade cada más a las tribunas.

  1. Pablo Troncoso 16 marzo, 2020, 09:52

    Soy bostero. Ví el no cobro de dos penales claros a River en Tucumán. Pero también quiero decir que a River le cobraron muchos penales dudosos durante el campeonato, y a que nunca le cobraron un penal en contra (y existieron). No justifico lo de Tucumán, pero veo que equilibró un poco lo sucedido durante meses. Igualmente comparto que los árbitros, cuando son protagonistas, le sacan pasíon al futbol, y es un problema.

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  2. Creo que los medios de comunicación tienen la oportunidad de contruibuir al bien común en gran forma. Lamentablemente muchos medios deportivos se ponen del lado del mas fuerte, las asociaciones, los poderosos. Es por eso que un viejo problema como los errores arbitrales no puede ser solucionado (o no quieren solucionarlo?) Los principales actores que son los dirigentes podrían haberlo hecho hace tiempo como en tantos otros deportes, la pregunta es: por que no lo hacen? Y en esto me entristece muchos medios deportivos futbolísticos que no tienen autocrítica al igual que los dirigentes. Gracias.

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