Rusia y China se oponen a una intervención que viole la soberanía nacional. Estados Unidos, Francia y Reino Unido siguen con su doble estándar.
En el Consejo de Seguridad no se ha alcanzado ningún resultado luego de que China vetara la moción de Estados Unidos proponiendo a la ONU vehiculizar ayuda humanitaria al país sudamericano, encargar al Secretario General convocar a nuevas elecciones y tratar de salir de la crisis.
China y Rusia se han opuesto a la moción norteamericana, entendiendo que es una intromisión inaceptable en la soberanía de un país. Prácticamente, introducirse en la cuestión desconociendo al actual presidente, algo que crea un antecedente inédito y que podría generar nuevas tensiones y situaciones de violencia, pues, ¿cómo intervenir? Estados Unidos, por su parte, junto con sus aliados franceses y británicos, rechazaron una contra moción rusa que invita a respetar la soberanía venezolana, reconociendo eso sí la necesidad de un proceso político interno que conduzca a salir de la crisis actual.
Cada uno con palabras de circunstancias, británicos y franceses han lamentado la postura rusa que no reconoce la existencia de una dictadura en Venezuela.
Como siempre, cada gobierno juega en torno a sus intereses. Rusia tiene sin dudas los suyos en Venezuela, como los tiene China. Su apoyo a Maduro es muy pragmático en vista de buenos negocios. Pero el discurso inaceptable de estadounidenses, británico y franceses pasa por alto el doble estándar con el que suelen medir cuáles son los gobiernos que deben ser intervenidos y cuáles no. La guerra que han instalado, con total cinismo, en Libia (por meras razones de interés comercial), en Siria, o en países africanos ex colonias, se contrasta con los negocios que tienen con la monarquía saudita o las coincidencias políticas de Turquía, países tan autoritarios como Venezuela.
Es una disparidad de criterio inaceptable y rusos y chinos se oponen al criterio de que si interviene Occidente siempre es por buenas razones, los demás solo tienen intereses creados. Lamentablemente, haría falta que la prensa internacional, pudiera ser eco de tales incongruencias y no de las versiones que solo benefician a los países occidentales.
Lo de EEUU, Inglaterra y Francia es una maniobra para controlar a Venezuela, que si bien padece una grave crisis política, debe resolverse sin intromisiones; porque justamente estas potencias ven con los ojos de sus intereses geopolíticos y económicos; China y Rusia por supuesto tienen sus intereses; pero en última instancia es evidente que no existen intereses humanitarios sino intervencionistas; y esto es inaceptable.
Estas naciones no son garantes morales, ni pueden erigirse como autoridad competente para dirimir situaciones internas de una nación soberana, y mucho menos después de los descalabros que han producido en diversos puntos del planeta; y las omisiones que se manifiestan en este artículo. Las presiones que ejercen pueden catalogarse de “iniciativas de mala fe”.