Los hinchas colombianos de Atlético Nacional colmaron el estadio Atanasio Girardot de Medellín vestidos de blanco, con velas y flores y para honrar la memoria de quienes debían ser sus rivales esta noche.
No hay muchas palabras para agregar a las imágenes que se vieron anoche en Medellín, ciudad que debía prepararse para una fiesta futbolística esta noche y que ayer fue centro de un homenaje conmovedor, que dio la vuelta al mundo y significó un fortísimo mensaje de humanidad.
Los propios jugadores de Atlético Nacional habían pedido horas antes a la Conmebol que declarara a Chapecoense campeón de la Copa Sudamericana 2016. La tragedia aérea en la madrugada del martes había conmocionado a todos y enseguida llegó ese gesto de colegas deportivos que pusieron por delante de la rivalidad un enorme sentimiento de fraternidad.
Pero los honores no quedaron ahí, sólo fue el inicio de una escalada de homenajes pocas veces vista en el mundo del fútbol. Al punto que anoche el estadio que sería escenario de la primera final de la Copa Sudamericana desbordaba de grandeza, emoción, lágrimas, transmitiendo un mensaje cargado de esperanza para un mundo, sobre todo el deportivo, en el que a veces competitividad y rivalidad se confunden con el ganar a cualquier costo.
Lo dice todo el video. Basta tomarse unos minutos. Y escuchar como miles de personas de un equipo vibran con el grito sagrado que distingue a los hinchas del que iba a ser rival: “eeee, vamos, vamos Chape, vamos, vamos Chape”
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