Elogio de las sopas

Elogio de las sopas

Una nueva propuesta para la mesa familiar.

Ya sé, Mafalda protestaría por dedicar espacio a las sopas. Pero la verdad es que no valoramos lo suficiente el aporte de una buena sopa a nuestra mesa. Por tanto, aunque Mafalda discrepe, ¡hagamos justicia y hablemos de sopas!

Ante todo, para tener una buena sopa hay que partir de los productos y del agua fría. Al contrario del agua caliente, la fría no cierra los poros de la carne o demás alimentos permitiendo que sus jugos y sabores vayan al caldo y no se queden en los tejidos. Luego, conviene disponer de buenos alimentos. Una sopa de verduras congeladas difícilmente tendrá el mismo sabor de las hortalizas conseguidas en verdulería o en una feria.

Comencemos por una buena sopa de gallina. Lo mejor sería conseguirla de alguna granja. Si realmente no se puede, pongamos un pollo trozado en una olla grande con agua, reitero fría. Agreguemos un par de dientes de ajo cortados en mitades, una zanahoria mediana en mitades, media cebolla, un poco de apio, unas dos o tres hojas de laurel, un par de ramitas de orégano fresco, una media cucharadita de té de jengibre rallado, una pizca de comino molido. Cada uno, según el gusto en su casa, tendrá su preferencia para las especias y podrá varias las cantidades. Agreguemos sal según lo necesario y pongamos a cocinar, sin apuro, con fuego mediano. Para que la carne pueda ceder todo su sabor. Verán que necesitarán una horita al menos, y si la gallina es de granja incluso más, para un buen caldo. Cuando estará suficientemente sabroso, dejarán aparte para otra receta la carne y las verduras, filtrarán y servirán el caldo agregando perejil picado o, si quieren, cilantro.

sopa02Si quieren aprovechar el caldo para un plato más sustancioso, para cuatro personas podrá batir tres huevos junto con dos cucharadas de queso rallado, una pizca de nuez moscada y una cucharada de perejil picado. Agregar la mezcla al caldo revolviendo para que se formen grumos con el huevo.

Para un caldo de carne, la receta anterior es un buen punto de partida, a la que podemos agregar variantes. Utilizar carne vacuna en lugar de pollo, pedir al carnicero unos huesos para añadirlos al caldo o directamente utilizar ossobuco. Podemos incrementar las hortalizas, algo más de cebolla, de zanahoria, algunas papas, zapallo y un par de choclos cortados en mitades para arribar al tradicional puchero. Asimismo, puede utilizar también en este caso el recurso de los huevos batidos, pero con menos hortalizas.

Y ¿qué tal un caldo de pescado? Para ello, conviene pedir en la pescadería que nos guarden la cabeza y el espinazo de algún pescado que compraremos en lomos. Puede ser congrio, reineta, pollo de mar (pez ángel), corvina… algún pescado con buena carne y sabroso. Podemos elaborar el caldo con pocos elementos: alguna hoja de laurel, un par de dientes de ajo, una pizca de nuez moscada o algunas ramas de perejil.

sopa03En los días fríos, podemos agregarle más verdura: una cebolla en trozos, un par de zanahorias picadas, papas cortadas, dos cucharadas de pulpa de tomate y, cuando ya falten diez minutos, la carne del pescado muy encima del compuesto y, si queremos, algunos mariscos para agregar más sabor. Antes de servir agregar cilantro o perejil picado y un chorro de aceite de oliva. Tendremos una gustosísima sopa de pescado.

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