Prevenir pandemias a través de la lucha contra el cambio climático y la pérdida de biodiversidad es cien veces más barato que enfrentar brotes como el del COVID-19.
Adelantarse a los hechos tiene enormes ventajas para la salud de las personas y para el planeta. No es arbitrario, ya que es probable que en el futuro las pandemias surjan con más frecuencia, se propaguen más velozmente y alteren la salud y la forma de vida de las personas, a menos que haya un cambio transformador en el enfoque global para abordar las enfermedades infecciosas.
Así nos lo advierte un informe de la Plataforma Intergubernamental de Ciencia y Política sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas. En el documento del IPBES se detalla que el 70% de las enfermedades emergentes (como el ébola o el zika), y casi todas las pandemias conocidas (influenza, COVID o VIH), son zoonóticas, es decir son causadas por microbios de origen animal.
A su vez, los microbios se “propagan” debido al contacto entre la vida silvestre, el ganado y las personas. Los expertos alertan que otro millón y medio de virus, que aún no han sido descubiertos, viven en mamíferos y aves. Aproximadamente, 850.000 de estos virus, podrían infectar a los seres humanos.
“No existe ningún gran misterio sobre la causa de la pandemia del COVID-19. Las mismas actividades que impulsan el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, también generan riesgo de pandemia a través de sus impactos en nuestro medio ambiente”, alertó Peter Daszak, presidente de EcoHealth Alliance y presidente del taller de IPBES del que surgió el informe. Según Peter, los cambios en la forma en que usamos la tierra, la expansión e intensificación de la agricultura, y el comercio, la producción y el consumo insostenibles, perturban la naturaleza y aumentan el contacto entre la vida silvestre, el ganado, los patógenos y las personas, “Este es el camino hacia las pandemias”.
Los científicos explican que el riesgo de contagios está aumentando rápidamente, con más de cinco nuevas enfermedades que surgen en las personas cada año, cualquiera de las cuales tiene el potencial de propagarse y convertirse en pandemia. Más de veinte expertos coinciden en que el riesgo de amenazas de salud pública mundiales puede reducirse significativamente disminuyendo las actividades humanas que impulsan la pérdida de biodiversidad, a través de una mayor conservación de las áreas protegidas, y reduciendo la explotación insostenible. De esa manera, se puede disminuir el contacto entre animales, animales y humanos y ayudar a prevenir la propagación de nuevas enfermedades.
Fuente: https://ipbes.net/pandemics