En el veneno del conus regius, una especie que puede ser letal para el ser humano, se descubrió una proteína con un más elevado poder analgésico.
Un compuesto extraído del caracol conus regius actúa inhibiendo el dolor a través de una ruta distinta a la que emplean los opiáceos como la morfina.
El descubrimiento podría beneficiar a miles de pacientes que necesitan calmar sus dolencias sin recurrir a esta droga. El dato proviene de un equipo de científicos australiano de la Universidad de Queensland, dirigido por David Craik, que ha identificado un analgésico que se obtiene de una pequeña proteína, la conotoxinas, que se encuentra en el veneno de los caracoles marinos, con una potencia cien veces mayor a la de la morfina y con menores efectos secundarios.
En el mundo existen unas 700 especies de caracoles del género conus distribuidas, que traen heredada una historia de unos 50 millones de años en la Tierra. De éstas, unas 100 poseen venenos que van aparejados a los anestésicos que se pueden sintetizar y usar como fármaco.
Un centenar de especies de caracoles de mar que viven en las profundidades son considerados excepcionalmente peligrosos, y su veneno para el ser humano puede llegar a ser mortal, pero tienen una solución para numerosas enfermedades: quitan el dolor y son mil veces más efectivos que la morfina.
Los componentes farmacológicos de los conus magus están ya aprobados desde 2004 por la Agencia de Alimentación y Drogas (FDA) de Estados Unidos. Sin embargo, las investigaciones médicas han tenido que sortear con el efecto venenoso de estas especies.
El primer anestésico a partir de una versión sintética de las conotoxinas conocidas como CTX MVIIA, del caracol conus magnus, ya se aprobó por la FDA en 2004, y “demostró ser 1000 veces más potente que la morfina”, informa el curador. Actúa selectivamente bloqueando los canales del calcio, desactivando los nervios que transmiten el dolor. Actualmente estas conotoxinas están siendo investigadas en el tratamiento de enfermedades como el Alzheimer, Parkinson, y epilepsia”
Las propiedades medicinales de los opiáceos son conocidas y estudiadas desde hace miles de años, pero se sabe que producen adicción y pueden causar la muerte por sobredosis. El descubrimiento de una alternativa a estos fármacos puede ser una gran solución, aunque todavía falta concluir estudios para asegurar su inocuidad para el consumo humano. La naturaleza en general y los fondos marinos en particular son un reservorio excelente de sustancias con grandes propiedades médicas, algunas ya descubiertas y otras muchas ocultas, a la espera de que alguien dé algún día con su potencial.
Fuente: Ecoportal.net