
La lectura del evangelio correspondiente al miércoles 19 de mayo corresponde al evangelista Juan, Jn 17,11-19. Este capítulo de Juan, el decimoséptimo, es conocido como la oración sacerdotal de Jesús. Compartimos el fragmento correspondiente.
“En aquel tiempo, Jesús levantó los ojos al cielo y dijo: “Padre santo, cuida en tu nombre a los que me has dado, para que sean uno, como nosotros. Cuando estaba con ellos, yo cuidaba en tu nombre a los que me diste; yo velaba por ellos y ninguno de ellos se perdió, excepto el que tenía que perderse, para que se cumpliera la Escritura.
Pero ahora voy a ti, y mientras estoy aún en el mundo, digo estas cosas para que mi gozo llegue a su plenitud en ellos. Yo les he entregado tu palabra y el mundo los odia, porque no son del mundo, como yo tampoco soy del mundo. No te pido que los saques del mundo, sino que los libres del mal. Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
Santifícalos en la verdad. Tu palabra es la verdad. Así como tú me enviaste al mundo, así los envío yo también al mundo. Yo me santifico a mí mismo por ellos, para que también ellos sean santificados en la verdad’’.
Varios estudiosos de las Escrituras, han visto en esta oración el testamento del Hijo de Dios para con la humanidad. Su objetivo es la unión y comunión de los discípulos con Jesús y con el Padre. El Maestro agradece porque sus discípulos han creído. Están en el mundo, pero no se guían por criterios frívolos.
Hay un llamamiento ferviente a la unidad, tanto en el versículo 13, como en el 21°, que formará parte de la lectura del jueves 20 de mayo. Esto tiene su correlato en los tiempos en que fue escrito este evangelio. En aquellos tiempos empezaba cierta divergencia entre los cristianos y grupos que se escindían.
Años más tarde, el jueves 25 de mayo de 1995, Juan Pablo II daba a conocer una carta encíclica con este mismo título, llamando al empeño ecuménico. El “Ut unum sint”, forma parte de la motivación cotidiana que ilumina el carisma de los focolares. Es un llamado a la “unidad en acción”, “ver al prójimo en los seres más próximos”, aquellos con los que nos cruzamos en nuestro andar cotidiano.
Los coronatiempos también son ideales para “hacerle la unidad” a miles de personas: a los que trabajan, trabajaron y lo seguirán haciendo en forma incondicional desde el inicio de la pandemia:
A los que hacen, sin pedir nada a cambio.
A los medios que nos informan, con criterio, con humor, con datos certeros, y sin golpes bajos.
A la legión de seres que está incondicionalmente en nuestros comercios de cercanía.
A los taxistas, a los repartidores que llegan a tocarnos el timbre de casa.
A los médicos, enfermeros y laboratoristas.
A los que circulan por la calle, con conciencia plena de la situación que transitamos, llevando el barbijo cubriendo por completo las vías respiratorias.
Nuestro desafío: sostener el Ut unum sint, respetando el distanciamiento social y logrando la cercanía en la escucha abierta de nuestros interlocutores. Creemos que es posible, justo e imprescindible.