Los magistrados rechazaron por unanimidad el pedido de la defensa para evitar que vaya a la cárcel.
Los cinco ministros del Superior Tribunal de Justicia (STJ) fueron unánimes en rechazar la solicitud de la defensa del ex presidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva para evitar que el precandidato del Partido de los Trabajadores (PT) pase por la cárcel. Al líder del PT le queda aún la máxima instancia judiciaria en el País, la del Tribunal Supremo Federal como última posibilidad de esquivar la prisión en las próximas semanas.
Los votos fueron suficientes para descartar el habeas corpus preventivo con el que la defensa esperaba que el presidente evitara pasar por prisión antes de que el Tribunal Regional Federal de la Cuarta Región resuelva el proceso judicial al que se enfrenta.
La decisión de los magistrados complica una vez más la situación del ex presidente. El pasado 28 de marzo, también de manera unánime, el tribunal ratificó la condena de Lula Da Silva y hasta aumentó la pena a 12 años y en mes por corrupción pasiva y lavado de dinero. El ex mandatario ha sido investigado por presuntos sobornos que recibió de la empresa OAS a cambio de favorecer a la compañía petrolera estatal. Lula habría aceptado un departamento en una zona turística, aunque el bien no estuviera a su nombre.
En horas previas a la decisión del tribunal, el Ministerio Público insistió en que el acusado debe cumplir su pena en la cárcel de inmediato y pidió que una vez que el STJ decida sobre la apelación sea informada al tribunal de primera instancia (TRF).
Lula está intentando ser candidato en los próximos comicios presidenciales, que se llevarán a cabo en el mes de octubre, en los cuales aparece como favorito según las encuestas. Sin embargo, si es condenado podría quedar inhabilitado por tener una condena ratificada en segunda instancia.
Es un tema muy delicado. En primer lugar una profunda pena, Lula tuvo en sus manos una posibilidad histórica que solo alcanzan los grandes, el derrape es doloroso; en segundo lugar Temer es un mafioso demostrado, salvado por una coalición de corruptos que se protegen entre ellos y en realidad no apuntan a lo malo de Lula sino a destruir el desarrollo social que saco de la pobreza a 30 millones de brasileños. No se cual es el mal menor. Temer y sus cómplices son un cáncer con metástasis. El pueblo brasileño quiere sacarse esa cofradía de encima, que los aplasta y los oprime. Dios ilumine los caminos de Brasil y del Cono Sur.