Un logro ocurrido un 17 de junio.
La centésimo séptima edición del US Open de golf, disputada en 2007, tuvo una jornada final increíble: luego de ir en punta al cabo de la primera y segunda ronda, el día sábado el cordobés Ángel Pato Cabrera anotaba un amargo 76, seis sobre par, quedando a cuatro golpes del puntero, el australiano Aaron Baddeley. Quizá el gusto de los hoyos finales de aquella floja tercera ronda, donde anotara bogey en los hoyos 17 y 18 planteaban dudas sobre cómo sería su desempeño el día domingo.
Ya en el hoyo inicial de la decisiva ronda final, el australiano se derrumbaba con un triple bogey, cediendo la punta para no recuperarla más. Allí dio comienzo la puja por el campeonato que no estuvo exenta de emoción, peligro y tiros que mostraron el increíble nivel y el trabajo que Cabrera, es capaz de lograr.
En los hoyos finales se trenzó en un duelo apasionante con los norteamericanos Jim Furyk, y con el Nº 1 del mundo, Tiger Woods. El punto donde el Pato flaqueó, fue en el par 3 del hoyo 16, al dejar la pelota a 17 metros, y emplear tres puts para embocar. Este bogey dejaba a sus seguidores inmediatos a dos golpes.
En el fatal hoyo 17, un par 4 de tan solo 313 yardas, Cabrera optó por salir con un hierro, para asegurar el par y dejar que el resto se esforzase para alcanzarlo.
Fue vital en el trazado de su estrategia, el aliento, la contención y el trabajo de su caddie Eduardo Gardino, quien ya conocía el triunfo en el exigente circuito norteamericano, llevándole los palos al chaqueño José Cóceres, quien ganara el Worldcom Classic en abril de 2001.
Cuarenta años atrás en Liverpool, Roberto De Vicenzo llevaba al podio de un major el golf latinoamericano, superando a Gary Player, Jack Nickaus y Arnold Palmer entre otros.
De Vicenzo marcó un punto de inflexión en la historia del deporte y del golf argentino, que sería seguido por Vicente Chino Fernández, Florentino Molina, Eduardo Gato Romero, José Cóceres, y una legión de jugadores que creció [y crece] exponencialmente.
Independientemente del dinero que embolsó Cabrera por este logro, desde el punto de vista deportivo, ingresó a un nivel superlativo. Un mundo donde se le abren más puertas para elegir mejores auspicios. Para tener una (somera) idea, en 2007, el premio para el ganador fue de U$S 1.225.000.-
En línea con los otros majors, el ganador de US Open recibe una serie de privilegios que incluyen su invitación automática para jugar los otros tres majors durante cinco años, y la clasificación automática para el US Open para los próximos 10 años. Como si esto fuera poco, obtiene la tarjeta para el PGA Tour durante las siguientes cinco temporadas.
Aún es difícil de medir el logro alcanzado por Ángel Pato Cabrera, pero hay algo seguro: el golf en toda Latinoamérica no sería el mismo desde el domingo 17 de junio de 2007. De hecho el cordobés conquistó otro major, pero esa es otra historia…