Las medidas que se están por tomar con motivo de los casos de abusos sexuales, son parte de un proceso que convoca a todo el Pueblo de Dios.
El papa Francisco envió una carta dirigida a todos los católicos de Chile en la que, además de volver a pedir perdón a las víctimas por los abusos sexuales, invita a cada fiel a participar en el proceso de necesaria renovación que está transitando la Iglesia chilena. Bergoglio vuelve a poner en el centro de la atención, no solo el discernimiento y las decisiones que habrá que tomar, sino un proceso que debe ser fruto de la vida de todo el “Pueblo de Dios”. “Cada vez que intentamos suplantar, acallar, ningunear, ignorar o reducir a pequeñas elites al Pueblo de Dios en su totalidad y diferencias, construimos comunidades, planes pastorales, acentuaciones teológicas, espiritualidades, estructuras sin raíces, sin historia, sin rostros, sin memoria, sin cuerpo, en definitiva, sin vida” afirma el Papa en la carta.
Francisco también destaca que “en el Pueblo de Dios no existen cristianos de primera, segunda o tercera categoría. Su participación activa no es cuestión de concesiones de buena voluntad, sino que es constitutiva de la naturaleza eclesial”. Para el Papa esta participación es esencial también ante los desafíos actuales, derivados por los escándalos provocados por los abusos y la manera por cómo fueron manejados en estos años. “La renovación en la jerarquía eclesial”, no genera por sí misma la transformación que “impulsa el Espíritu Santo”.
Respecto del problema específico, el Papa señala que en la falta de escucha “reside una de nuestras principales faltas y omisión: el no saber escuchar a las víctimas. Así se construyeron conclusiones parciales a las que le faltaban elementos cruciales para un sano y claro discernimiento.
“Una Iglesia profética y, por tanto, esperanzadora, reclama de todos una mística de ojos abiertos, cuestionadora y no adormecida. No se dejen robar la unción del Espíritu”. Para ello es necesario terminar con la cultura del abuso y con los encubrimientos que han permitido perpetuar esas conductas y aseguró que se trata de una misión de todos. “El ‘nunca más’ a la cultura del abuso, así como al sistema de encubrimiento que le permite perpetuarse, exige trabajar entre todos para generar una cultura del cuidado que impregne nuestras formas de relacionarnos, de rezar, de pensar, de vivir la autoridad; nuestras costumbres y lenguajes y nuestra relación con el poder y el dinero”, añadió el Papa en la carta.
El Papa Bergoglio concluye su carta haciendo hincapié que no ha sido un recurso funcional recurrir a la feligresía católica o un gesto de buena voluntad. “Por el contrario, es invocar la unción que como Pueblo de Dios poseen… Sin ustedes no se puede hacer nada”.
El mensaje de Francisco es claro. Además de reaccionar ante delitos e inmoralidades repudiables, el desafío para la Iglesia chilena es desterrar una mentalidad que ha actuado de espalda a una auténtica comunión eclesial inspirada por un amor que cuida del otro, de todos. Es un proceso del que apenas estamos viendo el comienzo.