La Congregación para las causas de los santos dio su visto bueno para que Albino Luciani, Juan Pablo I, sea declarado venerable, camino a ser declarada su santidad.
La Congregación para las causas de los santos no tuvo dudas y por unanimidad votó a favor de avanzar en la canonización del Papa Juan Pablo I, el italiano, Albino Luciani, fallecido apenas 33 días después de su elección por un infarto que lo sorprendió durante el sueño.
La sesión ordinaria de la Congregación, llevada a cabo esta semana, concluyó que existen las evidencias de virtudes en grado heroico Luciani, quien en 1978 sucedió al Papa el Pablo VI, y es de esperar que pronto se firmará el decreto que lo declara “venerable” que es un primer paso hacia la declaración de santidad.
Hasta entonces seguirán los estudios sobre el Papa Luciani. Para ser declarado santo, la Iglesia católica requiere la existencia de un milagro, una situación superada por intercesión de la persona invocada tras su muerte. Hay un par de curaciones inexplicables científicamente atribuidas a Luciani y los postulantes de su causa deberán elegir cuál de ellas incluir en el expediente.
La figura de Albino Luciani siempre ha sido rodeada por una fama de santidad, a lo largo de su vida pastoral en el norte de Italia. Fue conocido mundialmente, una vez elegido, como el Papa “de la sonrisa”.
Una de sus postulantes en el proceso, Stefania Falasca, acaba de publicar un libro que pretende esclarecer la causa de la muerte de Juan Pablo I, «Papa Luciani. Crónica de una muerte», en el que señala que antes ir a descansar, el Pontifice tuvo un malestar premonitor el infarto al miocardio que sufrió en la noche y no fue comunicado a su médico personal, por iniciativa del propio paciente. Los testimonios del libro intentan así disipar las conjeturas en torno de su fallecimiento, que han llegado a imaginar un asesinato realizado por poderes ocultos infiltrados en la Santa Sede.