Cuando falta por escrutar un 4% de las mesas, el candidato del Partido Colorado consigue el 46% de los votos y su adversario directo el 42%.
El candidato del gobernante Partido Colorado, el conservador Mario Abdo Benítez, es el presidente electo de Paraguay, cuando se han escrutado el 96 por ciento de las mesas electorales. Según informó el Tribunal Superior de Justicia Electoral (TSJE), la distancia es irreversible, aunque en ausencia del escrutinio de un millar de mesas sigue siendo un conteo no definitivo.
Abdo obtuvo por el momento 1.179.892 votos, (46,47 por ciento), mientras que su principal adversario, Efraín Alegre, de la Alianza Ganar (centroizquierda) logra 1.084.599 votos (42,72 por ciento), según el último cómputo.
Los resultados parciales dan también la victoria al Partido Colorado en la mayoría de los 17 departamentos del país, cuyas gobernaciones también se disputaban en los comicios.
Los colorados lograron una importante, aunque ajustada victoria en el departamento Central, hasta ahora un feudo del Partido Liberal Radical Auténtico, y que representa cerca del 25 por ciento de los votos del país.
Mario Abdo Benítez llegó a ser senador nacional y se ganó la confianza de mucha gente por mantenerse en la disidencia de su partido al mandato de Horacio Cartes (actual presidente), pero luego de ganar en las internas se alió con él. El ex senador se presentó a sus 46 años a la Presidencia de Paraguay como una figura renovadora de la política, pero respetando las esencias conservadoras del gobernante Partido Colorado en el que se ha formado como político.
Hijo de quien que fuera secretario privado del dictador Alfredo Stroessner (1954-1989), nunca ha renegado de esos orígenes y en ocasiones ha sido criticado por no condenar con contundencia esa dictadura.
Durante su campaña, Abdo Benítez repitió que necesita una mayoría suficiente en el Congreso para “vetar” cualquier ley que se proponga durante su Presidencia que pueda perjudicar a la familia tradicional. Otros ejes de su propuesta se centran en la lucha directa contra la corrupción en las instituciones, principalmente en la Justicia, que en la última etapa del mandato de Cartes se ha visto salpicada por casos de tráfico de influencias entre los diferentes poderes del Estado. El ex senador ha hecho además énfasis en la necesidad de una política de inversión y desarrollo que elimine de una vez por todas las serias fallas del sistema sanitario y de educación del país, por debajo de la media mundial según organismos internacionales. Este objetivo se intentará conseguirlo manteniendo la economía del país en la senda del crecimiento económico de la era Cartes, con estimaciones del 4,5 por ciento para el 2018 según el Banco Central del Paraguay.