Todavía no comenzó la mayor cita deportiva mundial y el doping ya provocó que en Río de Janeiro no estarán, al menos, 68 atletas de Rusia.
Todavía no comenzó la mayor cita deportiva mundial y el doping ya provocó que en Río de Janeiro no estarán, al menos, 68 atletas de Rusia, una de las grandes potencias en el olimpismo.
Luego de un informe de la Agencia Mundial de Antidopaje que denunciaba la trampa sistemática por parte de los deportistas rusos, con participación del gobierno, en los pasados Juegos Olímpicos de Invierno en Sochi, en 2014, la Federación Internacional de Asociaciones de Atletismo (IAAF, por sus siglas en inglés) había suspendido a los atletas en noviembre del año pasado.
El veto lo respaldó el Tribunal de Arbitraje del Deporte y así desató un profundo enojo en la delegación rusa, la cual sospecha que se trata de una maniobra política fomentada por Estados Unidos. Sí, las viejas disputas entre los dos gigantes, como sucedía en épocas de la Guerra Fría, parecen recrudecer en el siglo XXI.
Determinante fue el reporte que se llamó Investigación McClaren y que también fue presentado a la AMA, en el cual se comprobaba participación de la alta jerarquía del Ministerio del Deporte de Rusia y a través del cual se denunciaba la participación de agentes del servicio secreto ruso, quienes se encargaban de intercambiar muestras de orina de los atletas y esconder así un doping sistemático.
Se trata de un duro golpe al atletismo, que va en la línea de la tolerancia cero que baja desde el Comité Olímpico Internacional, el cual no quiere el doping empañe lo que debe ser una fiesta del deporte.
No obstante, los atletas rusos no se han quedado callados, además de haber apelado la decisión de los organismos internacionales. Yelena Isinbayeva, campeona de salto con garrocha en 2012 y una de las implicadas, fue contundentemente irónica: “Gracias a todos por este funeral del atletismo”.
El propio presidente ruso, Vladimir Putin calificó de “injusta” la decisión y expresó: “Hay principios legales reconocidos universalmente y uno de ellos es que la responsabilidad debe atribuirse a alguien específicamente”.
Si bien se trata del evento deportivo más importante, que transmite la esencia del espíritu olímpico, desde que el deporte también se ha convertido en negocio el doping se transformó en uno de los principales protagonistas. Y el COI no está dispuesto a darle lugar en Río.