River cayó 2 a 1 frente a Flamengo en la final de la Copa Libertadores.
“La derrota es parte de la enseñanza permanente. Cuando perdés es donde realmente aprendés. Es el momento en que te frustrás, es cuando te desilusionás. Generalmente, uno analiza muy poco la victoria. Las derrotas pegan duro. Ahí empezás a crecer. Las derrotas te dan un baño de humildad tremendo: ahí está el equilibrio. Hay que aprender hasta dónde te tienen que golpear las derrotas y hasta dónde llega la felicidad de la victoria”. La frase pertenece nada menos que a Marcelo Gallardo, quien la expresó luego de la caída 2 a 1 frente a Flamengo en la final de la Copa Libertadores.
Sin dudas que fue un golpe duro para River, que había construido la victoria desde el inicio del primer tiempo y en ningún momento se había visto superado por el poderío ofensivo del temible equipo brasileño. Sin embargo, dos errores propios en los últimos tres minutos dejaron con las manos vacías al mejor equipo argentino de los últimos cinco años y con la bronca por la manera en que se le escapó el objetivo de alzar su quinta Copa Libertadores.
El entrenador de River sabe muy bien lo que significan las mieles de la victoria, teniendo en cuenta que desde que llegó a la dirección técnica del conjunto millonario, en 2014, ganó 10 de las 14 finales que disputó. Y también conoce el lado positivo de los tropiezos, de los cuales supo levantarse e ir construyendo la identidad de un equipo que forma parte de la historia más grande del club de Núñez.
Más allá de esos errores evitables cometidos en los últimos instantes del partido, nada hay para reprochar a un plantel que demostró saber sostenerse en el tiempo, híper competitivo y sediento siempre más de mayor gloria.
Esta vez le tocó perder, y quizás duela más para el hincha de River porque se había acostumbrado a otro tipo de desenlaces. No obstante, los simpatizantes le hicieron sentir el calor y aprobación al plantel en su regreso de Lima. Saben que en pocos días hay otra final por delante, en este caso de la Copa Argentina. Y un triunfo les dará la clasificación a la Copa Libertadores 2020. Pero esa será otra historia.
En una sociedad futbolizada por el exito, el fracaso es visto como una visita a un hielo eterno. Te invitan a la paralisis, sostienen que las extremidades para intentar salir estan entumesiadas, inventan eternos patines para que intentes salir, solo cuando ellos lo digan. El mar helado, es un vestigio destinado a tu nado inutil.
Sin embargo, Aquellos que acompañamos ese dolor colectivo de los hinchas, sabemos que despues de un dolor frio, se asoma un tibio sol en la noche antartica.
River, nuestro viejo amigo, se corporiza en un fuego interno que enciende corazones en rojo y blanco. Hemos sido de la B, sabemos del escarnio. Y la derrota es un buen comienzo para darle batalla a los que no saben perder.