La enfermedad provoca 125.000 muertes al año en las Américas. Hay 2,8 millones de personas infectadas por el virus B y 7,2 millones por el virus C.
Los países de las Américas están implementando acciones para alcanzar la eliminación de los virus de la hepatitis, aunque aún persisten desafíos en la detección y diagnóstico de esta enfermedad que si no es tratada a tiempo puede causar cirrosis, cáncer hepático e incluso la muerte.
En las Américas, se estima que unos 2,8 millones de personas presentan una infección crónica por el virus de hepatitis B y unas 7,2 millones, por la hepatitis C. De estos últimos, 3 de cada 4 personas desconocen que tienen esta infección. Se estima que las hepatitis B y C causan alrededor de 125.000 muertes cada año, más que las que causan la tuberculosis y la infección por VIH en su conjunto.
En el Día Mundial de la Hepatitis, que se celebró el pasado 28 de julio, la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS) destacó el compromiso de los países en avanzar hacia la eliminación de esta enfermedad y continúa abogando por una respuesta organizada para prevenir, detectar y tratar a las personas que lo necesitan.
“Los países de las Américas están haciendo un esfuerzo muy grande para implementar acciones y políticas que lleven a la eliminación de las hepatitis, particularmente de la prevención de la hepatitis B y la cura de la hepatitis C”, dijo Massimo Ghidinelli, jefe de la Unidad de VIH, Hepatitis, Tuberculosis e Infecciones de Transmisión Sexual de la OPS/OMS. “Sin embargo, es una epidemia silenciosa porque muchas personas que las padecen no presentan síntomas hasta que su hígado se ha dañado. Por eso, se deben redoblar esfuerzos para alcanzar la meta de eliminar las hepatitis como problema de salud pública para 2030 en la región”, indicó.
Según una encuesta de la OPS/OMS de mayo de 2017, al menos 21 países de los 25 encuestados en la región de las Américas, han creado estructuras dentro de los Ministerios de Salud que están abordando e implementando medidas de respuesta a las hepatitis.
La región ha hecho grandes esfuerzos también en términos de la vacunación contra la hepatitis B: todos los países vacunan a los niños menores de un año contra la hepatitis B, y ya son 22 los que dan esta vacuna en las primeras 24 horas de nacidos, como recomienda la OMS.
Además, en 24 de 31 países encuestados en las Américas, se hace un monitoreo sistemático por hepatitis en embarazadas. La hepatitis B puede transmitirse de madre a hijo en el momento del parto, entre otras vías. Pero la vacunación a todos los recién nacidos puede prevenir la infección en el 95% de los casos, además de proteger a las futuras generaciones de contraer esta infección a lo largo de su vida.
Por otra parte, de las 7,2 millones de personas que viven con hepatitis C crónica en la región, solo 300.000 reciben tratamiento, es decir, el 4%. Pese a que los nuevos tratamientos disponibles tienen el potencial de curar más del 90% de las personas infectadas con hepatitis C, y de reducir el riesgo de muerte por cáncer de hígado o cirrosis, por su alto costo aún no son accesibles a todos, y solo 18 países los financian, señala el informe de la OPS “La hepatitis B y C bajo la lupa” publicado en enero de 2017.
En febrero de 2017, el Fondo Estratégico de la OPS incorporó medicamentos de alto costo para el tratamiento de la hepatitis C con precios asequibles. De esta manera, los países de las Américas pueden acceder a las alternativas terapéuticas más eficaces para el tratamiento de esta hepatitis, y así lo habían planteado los países de la región en distintas oportunidades. El Fondo Estratégico de OPS es un mecanismo solidario de compras conjuntas de medicamentos esenciales y suministros de salud estratégicos para los países de la región.
En 2015, los ministros de Salud de las Américas acordaron una serie de medidas para prevenir y controlar la infección por las hepatitis virales incluidas en el Plan Regional de la OPS para las Hepatitis Virales 2015-2019, haciendo hincapié en las hepatitis B y C. El mundo busca terminar con las hepatitis como problema de salud pública para 2030. Entre otras acciones, el Plan propone que los países formulen planes nacionales, extiendan la vacunación contra la hepatitis B a todos los niños menores de un año y a grupos de población de alto riesgo y vulnerables; lleven a cabo campañas de información y busquen opciones para ampliar el acceso a los medicamentos.