Más de dos tercios de los legisladores de la Cámara Baja votaron a favor del nuevo pacto con las FARC. Comienza la etapa de desmovilización de la guerrilla.
Luego de casi doce horas de debates también la Cámara Baja del Congreso colombiano dio su voto a favor del nuevo acuerdo de paz firmado por el Gobierno con la guerrilla de las FARC.
Votaron a favor del acuerdo 130 de los 166 legisladores de la Cámara de Representantes. No hubo votos en contra ya que, como ocurrió en el Senado, los 20 legisladores del Centro Democrático liderado por el ex presidente Álvaro Uribe, más otros grupos que se oponen al encuerdo, se retiraron de la sala en el momento de la votación. Sin embargo, más de los 2/3 de los Representantes refrendaron el pacto de paz.
Este martes, en el Senado 75 de los 102 senadores, por menos que 2/3, también dieron su respaldo al proceso de pacificación emprendido por el Gobierno. El sector, muy minoritario, que se opone al nuevo acuerdo considera que los cambios fueron insuficientes y que se debería haber sometido nuevamente a plebiscito el documento. Para el presidente Santos, respaldado por la Corte Constitucional, se tuvieron en cuenta las sugerencias de cambio manifestadas por grupos políticos y de la sociedad civil por lo que no era oportuno volver a un debate que, en su momento, fue muy polarizado. “Es hora de unirnos”, sostuvo el mandatario.
Comienza entonces la fase de aplicación de la compleja normativa acordada con las FARC para cerrar el capítulo de 52 años de conflicto armado. Santos sostuvo con optimismo que en 150 días más se habrá el proceso de entrega de las armas y los miembros de las FARC se habrán insertado como agrupación política.
Para avanzar en los diferentes ámbitos de aplicación de los acuerdos, el de la reparación de las víctimas, el desarme, la reforma agraria, el nuevo encare del problema del narcotráfico, la justicia transicional, el Gobierno dispone de facultadas ya concedidas en su momento por el Congreso.
Comienza por tanto una etapa que, si bien delicada y no exenta de obstáculos potenciales, sin duda se encamina por la senda de la pacificación del país y de las discusiones en el plano político. La lucha armada, al menos con las FARC, queda en el pasado.
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