El carbón y el color, la Boca y Quinquela

El carbón y el color, la Boca y Quinquela

El sábado 1º de marzo de 1890 venía al mundo un joven que pintaría su colorido barrio: Benito Quinquela Martín. A los pocos días, el jueves 20 de marzo, fue dejado en la Casa de los Niños Expósitos. En noviembre de 1896 fue adoptado por la familia Chinchella formada por Manuel (genovés) y Justina Molina (oriunfa de Gualeguaychú con ascendencia indígena). Los Chinchella tenían una carbonería en el barrio de la Boca.

Benito ingresó a la Escuela Primaria N° 4, pero pronto debió abandonarla debido a la situación económica de sus padres; Benito debía ayudar a sus padres en la atención de la carbonería. A los pocos años ingresó en la Sociedad Unión de La Boca, dentro de la cual funcionaba el Conservatorio Pezzini – Sttiatessi, donde comenzó a tomar clases de dibujo.

Sus estudios

Su maestro fue Alfredo Lázzari, quien fue el introductor en la Argentina del impresionismo a la italiana de los Macchiaioli. Lázzari guió a jóvenes que luego trascenderían como grandes exponentes del arte argentino: Fortunato Lacámera y Arturo Maresca, entre otros.

“Lo que me enseñaba Lázzari lo iba completando y ampliando por mí mismo. Robándole horas al sueño y al trabajo; pintaba, leía y poco a poco fui aminorando mi ignorancia que era realmente enciclopédica”.

En 1904 Benito comienza a participar en la vida política repartiendo volantes y pegando carteles en la campaña que llevó al doctor Alfredo Palacios a ser el primer diputado socialista en Argentina y Latinoamérica.
Quinquela frecuentaba la pequeña biblioteca de la Sociedad de Caldereros, e iba también al Centro Socialista de la Sección 4°, cuya biblioteca era más rica en temas diversos. Allí conoció la obra de Dostoiewski, Gorki, Nietzche y descubrió El Arte de Rodin.

Su conocimiento de los grandes escritores y teóricos del arte no le impidió inspirarse en lo que lo rodeaba, conocía y vivía. En 1905 trabaja en el puerto de la Boca, primer puerto carbonero del país, como peón de descarga junto a su padre adoptivo, utilizando sus ratos libres para dibujar. Tomó lecciones de dibujo y perspectiva en la casa del carpintero Casaburi. El paisaje boquense pleno de escenas de trabajadores, barcos, personas y casas humildes; el sol, las calles empedradas, los galpones, los aserraderos… Allí estaba todo: los sentimientos, la fuerza del hombre, el descanso, los días de fiesta, la tristeza y la muerte.

Quinquela comenzó así a frecuentar a los exponentes de la cultura boquense. El espacio de reunión era la peluquería de Nuncio Nuciforo en la calle Olavaria al 500. Eran encuentros donde se hablaba de plástica, arte y política; eran habitués del lugar Santiago Stagnaro, Guillermo Facio Hebequer, Abraham Vigo, Vicente Vento y Arturo Maresca, entre otros.
En 1907 Ingresa en el Conservatorio Pezzini Sttiatessi, de la Sociedad Unión de la Boca , para tomar un curso de pintura dictado por el italiano Alfredo Lázzari de quien aprende el gusto por lo luminoso, la frescura del color y el respeto por la libertad en el arte. Con él concurre a pintar del natural a la Isla Maciel continuando con el curso hasta 1911. Allí conoce a Fortunato Lacámera, Arturo Maresca, al joven estudiante de música Juan de Dios Filiberto, quien fuera su gran amigo, Camilo Mandelli, José Arato y Torre Revello.

En 1908 firma junto con otros dirigentes el Manifiesto de la huelga portuaria, con la que se logra implantar la jornada de ocho horas y reducir el peso de las bolsas de carbón hasta un máximo de 70 kg.
En 1909 Viaja a Villa Dolores (Córdoba) por seis meses por motivos de salud. Allí conoce a Walter de Navazio con quien pinta al aire libre. De regreso instala su primer pequeño taller en lo alto de la carbonería. Orienta su lectura hacia autores rusos y franceses y frecuenta el Museo Nacional de Bellas Artes. En el año 1910, Quinquela expuso por primera vez con veintiséis artistas en la Sociedad Ligure. Empezó entonces a enviar sus obras junto con otros artistas de su circulo al Salón Nacional, pero sin mucho éxito.

En 1914 organizó junto a otros colegas rechazados del Salón, la Exposición de los Recusados, que se realizó en el Salón de la Cooperativa Artística. Con él, estuvieron presentes Santiago Stagnaro, Guillermo Facio Hebequer, Abraham Vigo y Agustín Riganelli. Durante los años 1915 y 1916 continuó pintando sus temas poco académicos

Al poco tiempo conoció a Pío Collivadino, gran artista y director de la Academia de Bellas Artes, quien se interesó por la forma en que Quinquela expresaba sus temas. Luego, Eduardo Taladrid, secretario de la Academia, le prometió ayuda convirtiéndose en su amigo y mecenas. Con su ayuda, Quinquela organizó una exposición en la galería más prestigiosa del momento: Witcomb. Ese mismo año obtuvo el 3° premio en el Salón Nacional; comenzaba una nueva etapa.

Su reconocimiento

En la Sociedad Ligure de Socorro Mutuo de la Boca participa en la exposición colectiva de los alumnos de Lázzari, en el año 1910 con cinco obras: un óleo, dos paisajes a la témpera y dos estudios de cabeza a la pluma. Cuatro años más tarde organiza con los artistas rechazados del Salón Nacional, el “Primer Salón de Recusados” donde presenta las obras Quinta en la isla Maciel y Rincón del arroyo Maciel. Junto a él exponen Riganelli, Arato, Pallazzo y otros. Este salón provocó diversas y encontradas opiniones. La crítica de los diarios La Nación y Crítica destacaron su obra. La revista Fray Mocho publica el 11 de abril de 1916, el primer artículo sobre Quinquela titulado El carbonero firmado por Ernesto E. Márchese donde hace referencia a la rapidez de las ejecuciones, la abundancia del material empleado, además del pincel usa la espátula, sus cuadros son de grandes dimensiones y como tema predominante el puerto. En este año vende su primer cuadro como pintor Preparativos de salida al señor Dámaso Arce, de Olavarría, Prov. de Buenos Aires, con cuya colección se crea el museo Hispanoamericano de Olavarría.

Hacia 1917 por intermedio de Facio Hebequer conoce a Pío Collivadino, entonces director de la Academia Nacional de Bellas Artes. El secretario de Collivadino, Eduardo Taladrid, aconseja a Quinquela que comience a pintar obras de gran tamaño para ser expuestas en la que sería su Primera exposición individual. El 4 de noviembre del siguiente año se abre su primera exposición individual en la galería Witcomb con cuarenta y ocho obras; el primer día se agotan todos los catálogos y el primer cuadro lo compra Pío Collivadino. Este año es admitido en el Salón Nacional donde expone su obra Rincón del Riachuelo y participa en el Primer Salón de Artistas Independientes.

Fuentes:

https://www.buenosaires.gob.ar/museoquinquelamartin/benitoquinquelamartin/susinicios

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