La ciudad francesa de Vittel se está por quedar sin agua potable, debido al negocio insustentable de Nestlé.
La postura de la multinacional Nestlé acerca del agua está siendo conocida en estos días en las redes sociales por boca del ex director ejecutivo de la empresa, Peter Brabeck-Letmathe, quien considera que el agua es un alimento comerciable como cualquier otro. El ex directivo de Nestle califica como “extrema” las posturas de las ONG que defienden el acceso al agua como un derecho y más equilibrado ponerle precio como se hace con las papas o los fideos. Pero el tema que no considera Brabeck-Letmathe es que podemos vivir sin fideos o papas pero no podemos vivir sin agua.
Por cierto, Brbeck-Letmathe ha dejado el grupo en 2005. Sin embargo, la lógica de Nestlé no ha cambiado. Lo señala el caso del caso del agua mineral de Vittel está haciendo titulares en Europa: Nestlé extrae 750 millones de litros al año en Vittel, Francia, y los lugareños se quedarán pronto sin agua potable. En el futuro, el agua de la llave para los habitantes de Vittel deberá traerse desde un pueblo vecino, y eso ¡precisamente en una ciudad cuya fama reside en su agua!
El negocio de Nestlé es completamente insostenible. El nivel de las aguas subterráneas de Vittel está cayendo 30 centímetros por año y ha llegado a reducir 10 metros. El déficit hídrico de la región asciende a 800 millones de litros al año, la cantidad aproximada que Nestlé bombea actualmente. El agua de Vittel se envía a cientos o incluso miles de kilómetros para su consumo. Sin embargo, en Europa y en la mayoría a países ricos el agua que sale de la llave suele tener una calidad igual o superior a cualquier agua que se pueda comprar en una botella de plástico. Pero como la imagen de agua de calidad pertenece a las firmas de aguas minerales y no a las empresas que distribuyen agua potable en los hogares, por las rutas se ven cientos de camiones repartiendo millones de litros de agua mineral a miles de kilómetros de distancia. Verdaderos acueductos que circulan incrementando la contaminación en el planeta y generando gastos que son totalmente evitables. Simplemente no hay excusa para dañar de esta forma el medioambiente como lo está haciendo el negocio de agua embotellada.
Está en marcha una campaña de boicot contra la multinacional, precisamente por su poca responsabilidad social. No es la primera vez. Años atrás, Nestle fue amonestada por la ONU por su política de regalar leche en polvo en hospitales del África subsahariana. En los pabellones de maternidad, las mamás se acostumbraban al uso de la leche en polvo en lugar de amamantar a sus bebés. Y eso implicaba sucesivamente perder la leche y tener que seguir comprando el producto Nestlé. Una estrategia irresponsable, puesto que sin amamantamiento natural los bebés no reciben nutrientes y anticuerpos de su mamá, lo que en regiones con baja calidad de salud la falta de anticuerpo provoca la muerte de al menos 500.000 bebés al año.