Tras las huellas de Chiara.
En 1997 Chiara Lubich recibe su primer Doctorado honoris causa en América Latina. Fue en la ciudad de México y nada menos que en filosofía. De allí en adelante se sucedieron una serie de doctorados que pusieron en evidencia que el carisma de la Unidad no solo ilumina la vida espiritual sino también el mundo de la cultura.
Este mes queremos comenzar recordando la Lectio magistralis que Chiara dio cuando recibió el Doctorado honoris causa en pedagogía. Allí realiza un recorrido de los puntos de la espiritualidad de comunión propia del carisma de la Unidad y algunos aspectos de la pedagogía. Sin duda la intuición lubichiana de “educar a lo difícil” nos coloca en la justa posición pedagógica de educarnos y de educar con una mirada sana no solo a las alegrías de la vida sino también a las dificultades.
¿Quién es Jesús Abandonado, por el cual hemos decidido tener un “amor preferencial”? Es la figura del ignorante: pregunta ¿por qué? Su ignorancia es la más trágica, su pregunta, la más dramática. Es la figura del mísero, del inadaptado, del discapacitado, del no amado, del descuidado, del marginado, de todas aquellas realidades/experiencias humanas y sociales en las cuales –más que en otras– se requiere una urgente y especial necesidad de educación. Jesús Abandonado es el paradigma de quien, carente de todo, necesita la ayuda de alguien que le dé todo y haga todo por él. Por eso es también la idea/límite, el parámetro del educando, que postula la responsabilidad del educador. Por eso Él nos indica el límite sin límites de esa necesidad y, al mismo tiempo, el límite sin límites de nuestra responsabilidad en la ayuda y en la educación.
Pero Jesús Abandonado, que ha superado su infinito dolor añadiendo: “En tus manos, Padre, encomiendo mi espíritu” (Lc 23, 46), nos enseña también a ver la dificultad, el obstáculo, la prueba, el compromiso, el error, el fracaso, el dolor, como algo que afrontar, amar, superar. Generalmente nosotros, hombres, en cualquier campo de actividad, intentamos por todos los medios evitar esas experiencias. También en el campo educativo –de muchas maneras– con formas de hiperprotección, se tiende a preservar a los menores de cualquier dificultad, acostumbrándolos a ver la vida como un camino en bajada, fácil, cómodo. En realidad, se los deja en una inquietud ante las inevitables pruebas de la vida y, sobre todo, pasivos y reacios a las responsabilidades que cada ser humano debe asumir ante sí mismo, ante el prójimo y la sociedad.
En cambio, para nosotros por la elección de Jesús Abandonado, cada dificultad es amada y afrontada. La educación a lo difícil, como tarea que involucra tanto al educando como al educador, es otro punto fundamental de nuestra pedagogía (1).
1. Chiara Lubich, Lectio magistralis, Universidad Católica de América, 10/11/2000
Artículo publicado en la edición Nº 628 de la revista Ciudad Nueva.