El presidente Lenin Moreno dispuso que el país dejara la UNASUR y modificó punto por punto las políticas del “socialismo del siglo XXI”.
Con la salida de la UNASUR, Ecuador ha completado un giro político radical respecto de la política de gobierno llevada a cabo por Rafael Correa, predecesor del actual mandatario, Lenin Moreno. Desde que asumió la presidencia, Moreno, un ex aliado de Correa, manifestó severas críticas por los casos de corrupción aparecidos en la anterior gestión y que han llevado a la destitución y a la prisión a su ex vicepresidente, Jorge Glas. Moreno también ha cuestionado el endeudamiento y las ineficiencias de la anterior gestión.
Con el cambio de canciller, se han concretado además condenas contra el régimen venezolano de Nicolás Maduro, y se están dando acercamientos a los Estados Unidos, luego de años de polémicas con la Casa Blanca. El retiro de Ecuador supone un golpe mortal a la UNASUR, que en Quito había inaugurado su sede, puesto que ya se retiró Colombia y otros países han congelado hasta el momento su participación, al tiempo que otros países promueven el grupo PROSUR, entre ellos Chile, Brasil y Argentina.
En materia de integración, el giro político de Ecuador incluye también los trámites para ingresar en la Alianza del Pacífico, bloque conformado por México, Colombia, Perú y Chile y que ha sido siempre considerado como antagonista del Mercosur.
Moreno estuvo alineado con el proyecto, compartido con Venezuela, del socialismo del siglo XXI. Sin embargo, las dificultades financieras del país lo han impulsado hacia una postura más pragmática, sobre todo ante las ineficiencias del interventismo estatal. ¿Significará ello conservar la prioridad de proteger a los sectores sociales más vulnerables? Moreno garantiza que así será.