Se afirma Acción Popular, un partido tradicional, y los movimientos regionales.
Las elecciones regionales en Perú indican un importante cambio de tendencias políticas: se afirma un partido tradicional como Acción Popular, sufre una dura derrota Fuerza Popular, el partido de los hermanos Fujimori que controla el Congreso, y que se presentaba como la agrupación política más importante del país, y el dominio de los movimientos en las regiones.
Todos los sondeos de boca de urna (de Ipsos, Datum y CPI) coincidieron en otorgarle a Jorge Muñoz, de Acción Popular, una amplia ventaja (en promedio 10 puntos) sobre Daniel Urresti, el candidato de Podemos Perú que competía para el gobierno de la capital de Perú. Lo de Muñoz fue un crecimiento acelerado durante las dos últimas semanas. Al debate del 23 de setiembre llegó con una intención de voto más bien baja, muy lejos de cargar la ‘chapa’ de favorito. Pero la exposición le sirvió. Será motivo de estudio y análisis comprender las razones de su holgada victoria labrada en apenas 14 días.
Y aunque el exministro Urresti no se llevó la victoria, puede quedarse satisfecho con su repunte final y esa segunda casilla.
Un punto aparte para Fuerza Popular, que no aparece por ningún lado en las proyecciones, ni a nivel regional ni a nivel provincial. De nuevo, esto a la espera de que la ONPE entregue los resultados oficiales. Es, sin lugar a dudas, una auténtica paliza. Luego de estar a punto de ganar las elecciones presidenciales y obtener la mayoría absoluta en el Congreso, FP era considerada la fuerza política nacional más relevante. Sin embargo, estas etiquetas deben ser confirmadas elección tras elección. FP, con la aceptación de Keiko Fujimori en caída libre, y sin resultados electorales relevantes que ofrecer, deberá enfrentarse en estos meses a un proceso de revisión interna.
Otra conclusión importante de la jornada electoral es la confirmación –por si hiciera falta– de que a nivel regional y local quienes llevan la voz cantante son los movimientos, por sobre los partidos nacionales. De los sondeos a boca de urna de Ipsos se puede adelantar que estos emprendimientos políticos locales serán los grandes ganadores en sus respectivas zonas.
Por ejemplo, de las 25 regiones en disputa se preveía –hacia el cierre de este artículo– que 16 de ellas fueran ganadas por movimientos.
Este dominio sería absoluto si no fuera por la presencia de Alianza para el Progreso que, de nuevo, demostró ser una maquinaria electoral sólida que maneja muchos recursos. El partido que dirige César Acuña estaba disputando con muy buenas opciones las regiones de Ucayali, San Martín, Pasco, La Libertad (donde el APRA pasó a ser solo la segunda opción) y Apurímac.
A AP no solo le ha ido bien en Lima. Además, lideraba los boca de urna en Huánuco y Cajamarca. De nuevo, por el margen de error de esta clase de encuestas, los resultados que ofrezca la ONPE darán un panorama bastante más claro.
Un dato que no debe perderse de vista, que es necesario mencionar, tiene que ver con la escasa presencia de mujeres electas. La democracia sin mujeres es una democracia incompleta.