Desastres positivos

Desastres positivos

La evolución de la Tierra.

por Jozef Klembara

En el transcurso de los últimos 550 millones de años, aproximadamente, la evolución de la Tierra, con todos sus mundos orgánicos, se ha visto interrumpida, en determinados intervalos, por eventos radicales llamados “extinciones en masa”. El suceso ocurrido entre las eras de la historia de la Tierra, la Paleozoica y la Mesozoica (hace alrededor de 245 millones de años) está considerado el más drástico de todos. Como consecuencia de este evento, cerca del 95 por ciento de todas las especies marinas se extinguieron y la disminución de la diversidad de todos los vertebrados terrestres se estima haya sido de un 50 por ciento. Esto no se trató de un hecho “catastrófico” enigmático, sino, probablemente, la consecuencia de grandes cambios climáticos y paleogeográficos que ocurrieron en los límites del Paleozoico-Mesozoico, que acompañaron la formación del único continente del sur, Pangea. Después de este acontecimiento, Pangea comenzó a dividirse nuevamente en cada uno de los continentes, cuyas formas se corresponden, de manera más o menos aproximada, con las que muestran en la actualidad.

¿Qué sucedió luego de esta drástica destrucción global de casi la totalidad del ecosistema en ese periodo de la historia de la Tierra? Contamos con cierta información, sin embargo, continúa siendo poco claro: 1) cómo se produjo la recuperación biótica y 2) cuán rápida fue la recuperación del ecosistema. Esto quiere decir que las interrelaciones entre los distintos elementos (flora-fauna) del ecosistema son desconocidas. De todos modos, un trabajo recientemente publicado por Lyson y sus colegas1 describe la continua recuperación del ecosistema después del impacto del asteroide hace 66 millones de años que no solo hizo desaparecer los dinosaurios, sino el 75 por ciento de todas las especies vivientes, incluidos los mamíferos más grandes que una rata. Cerca de un 50 por ciento de las especies vegetales también desaparecieron. La localidad investigada en Texas preserva la secuencia completa de sedimentos acumulados durante un millón de años. El primer descubrimiento sorprendente fue que las plantas y los animales comenzaron a evolucionar mucho más rápido de lo que se había creído hasta el momento. En segundo lugar, la veloz evolución de las plantas fue un factor de estímulo para dicho progreso y para la gran diversidad de mamíferos que tomaron el lugar de los dinosaurios. La presencia de miles de esporas y de partículas de polen bien preservadas demostraron un aumento en la evolución de los helechos, que prosperaron en el devastado ecosistema.

Antes de la catástrofe, el registro fósil en esta localidad muestra la presencia de mamíferos del tamaño de un mapache, pero 1000 años antes del impacto, el mundo era habitado solo por pequeños mamíferos del tamaño de una musaraña. Los helechos prevalecieron; las plantas con flores, con sus frutas y semillas nutritivas, eran escasas. Luego, 100.000 años más tarde, los mamíferos volvieron a tener el tamaño de un mapache y la diversidad de especies fue mucho mayor. Estos mamíferos se refugiaron en los bosques de palmeras, que reemplazaron las anteriormente abundantes especies de helechos. En los siguientes 200.000 años, durante el así llamado “periodo de las palmeras”, se desarrollaron plantas similares a los nogales. El consumo de sus semillas alimenticias estimuló de manera significativa la evolución de los mamíferos. Se desarrollaron muchas especies nuevas y su tamaño ya era cercano al de un castor (más de 25 kg). Alrededor de unos 700.000 años, durante el “periodo barra de proteína”, la aparición de las primeras legumbres proporcionó alimentos ricos en proteínas, lo cual, a su vez, aumentó la diversidad de los mamíferos y también su tamaño. Varias especies de mamíferos pesaban ya más de 50 kg y aumentaron su tamaño cerca de 100 veces con respecto de aquellos que habían sobrevivido al impacto del asteroide.

Esta es solamente una pequeña porción de la evolución de la Tierra, pero abre para nosotros una puerta a través de la cual podemos observar mejor cómo “trabaja” la evolución, cómo “produce” formas aún más avanzadas que aquellas existentes antes de un evento de completa devastación.

Artículo publicado en la edición Nº 638 de la revista Ciudad Nueva.

*Artículo original en inglés: https://wonderverse.home.blog/2020/05/03/positive-disasters/

1.  Lyson et al. (2018). Exceptional continental record of biotic recovery after the Cretaceous. Paleogene mass extinction. Sicence 366, 6468: 977-983.

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