El gobierno británico instituirá un grupo asesor de nuevas generaciones en materia de prioridades medioambientales.
Luego de las manifestaciones de jóvenes convocados por la activista sueca Greta Thunberg, que han llevado a la calle millones de estudiantes reclamando decisiones de sus gobiernos respecto del cambio climático, algo ha comenzado a cambiar. Además de bajar a nivel cero las emisiones de gases contaminantes para el 2050, el compromiso fijado por ley era hasta ahora del 80%, el Gobierno británico ha tomado la decisión de dejarse asesorar por los jóvenes en la fijación de las prioridades en materia de medio ambiente.
Es una sabia decisión que debe ser aplaudida y por varias razones. Los jóvenes serán quienes deberán hacerse cargo de los efectos del cambio climático que, pese a las medidas que se tomarán de aquí en adelante, igualmente se producirán. Parece lógico que las autoridades públicas vayan colaborando con los que mañana deberán intervenir para hacer frente a nuevas circunstancias. Pero es también el reconocimiento de la mayor sensibilidad por el medio ambiente y la sustentabilidad de nuestro sistema de vida que manifiestan las jóvenes generaciones. Lo confirma también la convocatoria del Papa Francisco que ha invitado, para el año que viene en Asís, a cientos de jóvenes economistas para llegar a un pacto sobre una economía más justa, más inclusiva y más sustentable. Se constata una mejor disposición de los jóvenes de captar el desafío que hoy debe afrontar la humanidad que es ético y no puede seguir el camino de la conveniencia económica que impide ver el objetivo del bien común que tenemos el deber de cuidar.