La Selección Argentina vivió un 2017 con la incertidumbre de la clasificación al Mundial a flor de piel, hasta que Lionel Messi le dio el ansiado pasaje a Rusia 2018, el gran objetivo para el año que comienza.
La era de Edgardo Bauza al frente de la Selección quedó mucho más lejos de lo que parece. Sin embargo en el repaso de este 2017 que se va, aquella angustia e incertidumbre sobre las posibilidades de Argentina para llegar a Rusia, generadas por el errático andar del equipo del “Patón”, están muy cerca. Claro, la agónica clasificación finalmente conseguida de la mano de Lionel Messi, con Jorge Sampaoli como DT, pareciera que dejó atrás rápidamente un período oscuro en la historia del conjunto albiceleste.
Con una AFA que cambió de presidente formalmente, recién tres años después de la muerte de Julio Grondona, pero con una dirigencia del fútbol manchada y sospechada permanentemente por la corrupción, el foco iba y venía de los escritorios al campo de juego, ya que el gran y principal objetivo siempre fue el Mundial que se celebrará a mitad de 2018.
En ese contexto, la llegada de Jorge Sampaoli generó cierta ilusión pero también incredulidad, sobre todo porque los resultados positivos se hacían esperar y las calculadoras en una apretada Eliminatoria no dejaban de hacer cuentas sobre cuándo y cómo Argentina podría clasificarse.
De hecho, los pasajes recién se lograron en la última cita en Quito, en un partido que comenzó de lo más cuesta arriba para la Argentina. En apenas segundos de juego, el conjunto albiceleste ya estaba en desventaja y el sueño mundialista parecía esfumarse.
Pero Argentina tiene genio y con tres goles de su capitán se hizo dueña de su plaza para Rusia, pasando de la angustia a una renovada ilusión de cara a la cita futbolística más importante.
Comienza un año con el desafío de afianzar las ideas del entrenador, quien por otra parte deberá recapacitar en su accionar fuera del ámbito de la Selección y ser ejemplo de conducción para sus dirigidos en todo momento, evitando desafortunados y penosos episodios en la vía pública como el que vivió en su Casilda natal con un agente de tránsito.
Todo lo que sucede alrededor de la Selección cobra una magnitud impensada. Y los cañones deben estar apuntados a los más mínimos detalles si Argentina quiere alzar la Copa del Mundo por tercera vez. Nada es garantía de los logros deportivos, pero es un año en el que cada integrante tiene que convencerse en que el Mundial se juega desde mucho tiempo antes. La ilusión es muy grande y la responsabilidad de mando es mucho mayor. Ojalá sea ese año que Messi tanto está esperando. “Cambiaría todos mis logros por un título con la Selección”, repite el crack cada vez que le preguntan por el mundial. Todos deben encolumnarse detrás de ese sueño, el sueño de todos.