La palabra de los empresarios – “Encerrados pero no quietos” fue el lema de la primera charla debate convocada por la Economía de Comunión (EdC) Argentina como una oportunidad de acercamiento a las personas y encontrar nuevas formas de hacer economía, urgente y profética, en esta crisis.
Compartimos algunos pasajes de la charla en la que participaron 100 personas de Argentina, México, Costa Rica, Colombia, Bolivia, Chile, Paraguay y Uruguay.
Comenzó Jorge Demagistri, empresario tucumano: “Como algunos saben me dedico a la construcción y tengo un numeroso grupo de operarios por jornal, son 67. La economía de los obreros de la construcción es del día a día (les pagamos todos los fines de semana) y en cierta manera la economía de nuestra empresa es también del día a día, aunque siempre con algunas reservas, pero escasas, por como venimos en ventas en los últimos tiempos.
El miércoles previo a la declaración del aislamiento obligatorio convocamos una reunión con todos para concientizar e incrementar las medidas de higiene para cuidarnos entre todos. Les comenté que no tenía en claro qué hacer respecto a la posibilidad de cerrar las obras porque por un lado estaba la prevención y por otro lado la economía, para poder pagar todos los jornales. El jueves a la mañana nuevamente nos encontramos para comentarles la posibilidad de la inminente cuarentena social total y que ante este escenario debía extremar el cuidado de lo que cobren pues la situación financiera estaba complicada. En paralelo fueron muy intensas las gestiones de ventas.
Una persona que llegó imprevistamente porque nos encontró por Google (llegó sin referencias), luego de una consulta que realizó el miércoles, se decidió de inmediato y el jueves a la tarde ya estábamos firmando el contrato por una inversión “en pozo” y además nos entregó un importante anticipo en pesos.
Volviendo a casa en la noche, y luego de escuchar el mensaje del presidente, me vino muy de adentro que haber logrado esta venta impensada (por lo rápida y concreta) era la respuesta para que por lo menos estas 67 familias no se vieran afectadas en sus economías, ante la imposibilidad de ganar su jornal diario. En la misma noche decidí con los jefes de obra el cierre, que se pagaría la semana completa, incluyendo el viernes no trabajado y que con lo percibido por la venta alcanzaría para sostener también los jornales de todo el receso.
La alegría y emoción de mis hijos y mi esposa por lo sucedido y decidido fueron la percepción concretísima y muy rápida de la reciprocidad”.
Aldo y Claudia Calliera son propietarios de El Alba, empresa de EdC dedicada a la actividad agropecuaria, localizada en Santiago del Estero, en el norte de Argentina.
Estaban atravesando el verano más seco de los últimos 25 años, la falta de agua les hizo buscar alternativas para cuidar el ganado generando mayores costos, y por si faltaba algo, ahora llegó la pandemia.
Obviamente, la tentación es cortar el hilo por la parte más débil: despidiendo personal, pero decidieron que sería la última de las alternativas. Desde que se declaró el aislamiento obligatorio y teniendo la posibilidad de no trabajar y cobrar igual, todos los empleados siguen yendo al campo, no ha faltado ninguno e incluso le han pedido a Aldo que vaya menos así se cuida.
Sin duda que las relaciones construidas, los bienes relacionales, son un capital que se va acumulando y que en circunstancias como éstas, sobre todo, aparecen sus frutos e impactos.
Cuenta Aldo: “Veo que la EdC no es un camino para empresarios ‘exitosos’. Veo también que la empresa debe pasar por la experiencia del ‘abandono’ si quiere ser fuente de vida para una nueva economía. A nivel personal creo que el precio de la libertad es no-tener, es decir dar, dar hasta que ese dar se haga cultura”.
Fueron varias las preguntas y no logramos charlar sobre todas pero hay una que nos llevó a una reflexión más profunda y que es sobre la relación del empresario con las ganancias.
Lucas Longhi comenzó leyendo uno de los comentarios de un participante, Gonzalo Perrín, un joven empresario de la EdC que escribió por el chat habilitado: “Todos los empresarios quieren generar ganancias. Si no, no son empresarios. El tema es generar las ganancias sin descuidar a las personas, y que el trabajo sea uno de los vínculos donde podemos desarrollarnos todos juntos como personas”.
A continuación leyó una pregunta de Patricio Cossio, economista: “¿Qué le dirían a un empresario/emprendedor que quiera pasar de un modelo de negocios centrado exclusivamente en las ganancias a uno que se centre en las personas?”.
Para finalizar llegó la reflexión de Aldo: “Tenemos que hacer un ejercicio de ir más a fondo con este tema. Lo voy a intentar expresar con un ejemplo muy práctico de la biología que hoy lo estamos viendo en las noticias, desgraciadamente. El sistema respiratorio del cuerpo humano permite la vida de la persona. La rentabilidad en la empresa es como el sistema respiratorio para las personas, no existe una empresa si no es rentable, por lo que procurar la rentabilidad de la empresa es fundamental y en algunos momentos de la empresa necesitamos meterle respirador y focalizarnos exclusivamente en que sobreviva, en que respire, en generar la ganancia necesaria para poder seguir adelante.
Ahora bien, imagínense la vida de ustedes si tuvieran que focalizarse únicamente en respirar (desgraciadamente hoy hay muchísima gente enferma por este virus que tiene que concentrarse solamente en respirar y su vida depende de poder respirar una y otra vez, hasta que salga). Si hoy alguien me dijera que mi vida de ahora en adelante solo va a ser dedicarme a respirar, yo sinceramente elegiría no vivir. Si ahora alguien me dijera que mi vida como empresario de hoy en adelante va a ser dedicarme exclusivamente a procurar rentabilidad, elegiría no ser empresario. Elegiría que me paguen un sueldo por trabajar de algo, en qué sentido, en que si todo va bien, a fin de cada mes tengo mi sueldo. Existen muchos empresarios (no sé si son mayoría) que se pasan toda la vida únicamente preocupados en cómo hacer para ganar más, y en muchos casos no importan los medios para ganar más. Ahora, pobre vida, se dedican solo a respirar, no viven.
Entonces, ¿qué le diría yo a un empresario que no quiere solo respirar? Que pruebe dando. Recuerdo como si fuera hoy la primera vez que hice la experiencia de dar, y que me costó dar. La alegría y la libertad que sentí solamente la he vuelto a experimentar dando de nuevo. Termina siendo como una buena droga, porque necesitás seguir dando para volver a experimentar lo mismo, que le da sentido a la vida, te ubica en el planeta y además mejorás todo tu entorno, realmente empezás a vivir con todo tu ser, con todo tu cuerpo, no solamente con el sistema respiratorio. Ahora el sistema respiratorio es fundamental, claramente”.
La comunión nos ayuda a seguir creyendo.
Artículo publicado en la edición Nº 621 de la revista Ciudad Nueva.