Los vuelos de las compañías aéreas se han visto enormemente reducidos desde marzo de 2020. Desde ese momento el sector aeronáutico está parado.
Esto lleva a una situación caótica a la mayoría de las compañías aéreas, ya que tienen que hacer frente a la falta de ingresos por la paralización de la actividad. Al mismo tiempo, los aviones necesitan estar en funcionamiento para lograr un buen mantenimiento.
La situación que atraviesa el sector aéreo también ha afectado a los muchos viajeros que habitualmente utilizan el avión para desplazarse. Infinidad de pasajeros añoran la experiencia de embarcar en un avión y alzar vuelo. En tal sentido, países como Japón, Taiwán, Australia o Brunei ofrecen viajes panorámicos o ‘vuelos a ninguna parte’. Son trayectos que no tienen ningún destino real, ya que despegan y aterrizan en el mismo lugar. Sobrevuelan el país para el disfrute de los pasajeros.
Pablo Díaz Luque, Profesor de Estudios de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya, afirma que “se trata de una respuesta original: han encontrado un producto novedoso, ya que la población está confinada y con escasas posibilidades de viajar. Se trata por tanto de una solución para hacer negocio. Además, las compañías aéreas también viven una situación de supervivencia económica al estar muchos de sus aviones parados. Esta solución es posible en distintas zonas geográficas en las que encuentran un potencial público dispuesto a embarcarse en estas actividades. El lanzamiento al mercado de estos productos se ha llevado a cabo con éxito. Esta estrategia, sobre todo, permite conseguir una gran repercusión mediática. Al fin y al cabo no deja de ser una potente publicidad”.
Sílvia Sumell, Psicóloga y Profesora de la misma casa de estudios sostiene que “cuando se añora una experiencia, volver a vivirla nos hace sentir mejor; el hecho de volver a viajar en avión, aunque sea para dar una vuelta y volver al mismo lugar, nos hace sentir libres y experimentar placer, si ya era una actividad que antes nos resultaba gratificante”.
Los precios de esta experiencia oscilaron entre los 480 y los 2.305 euros. Royal Brunei Airlines es una de las compañías que ofrece esta experiencia. Desde mediados de agosto ha llevado a cabo cinco vuelos. El programa se denomina “cena y vuela” y se trata de un paseo por las nubes, combinado con una oferta gastronómica con platos de cocina local.
La aerolínea japonesa All Nipon Airways realizó un vuelo de 90 minutos en su Airbus A380, que es el avión más grande del mundo y cuenta con dos plantas. El vuelo fue de 300 personas, que disfrutaron de cócteles y regalos en una temática hawaiana. Otra empresa de aerolíneas de Taiwán, Eva Air, fletó el avión temático Hello Kitty A330, que cuenta con 309 asientos. Lo hizo con motivo de la celebración del día del padre. En el mismo país, StarLux Airlines realizó viajes de tres horas y media que sobrevolaban las Islas Pratas, con el objetivo de que los viajeros pudiesen admirarlas y fotografiarlas desde el aire.
En Australia, la compañía Qantas el pasado 10 de octubre hizo un vuelo con origen y destino en Sidney, para sobrevolar Nueva Gales del Sur, Queensland y el Territorio del norte. Su duración fue de siete horas. Los pasajes se agotaron en tan solo diez minutos, o sea: ¡volando!