Votaron a favor de la medida 450 colegas de la Cámara Baja, con la oposición de apenas 10 votos.
La defensa del, ahora, ex diputado Eduardo Cunha, consiguió apenas 10 votos a favor y 9 abstenciones. El resto de sus colegas diputados presentes en la sesión de ayer, 450, votaron masivamente para despojarlo del cargo de legislador. Hubieran sido suficientes 298 votos.
La decisión de la Cámara Baja además priva a Cunha de los fueros que hasta ahora lo han protegido de la detención requerida por los investigadores del gigantesco escándalo por corrupción que sacude Brasil.
La destitución de este líder del PMBD (el mismo partido del presidente de Brasil, Michel Temer), ha sido motivada por haber mentido acerca de las acusaciones que le atribuyen cuentas en Suiza por casi cinco millones de dólares, además de haber pedido sobornos a empresas vinculadas con Petrobras en el orden de varias decenas de millones de dólares. Algunas de las argumentaciones de Cunha han rayado con lo surreal, como cuando adujo que no mintió sobre esas cuentas, sino que los fiscales no le hicieron la pregunta correcta.
A esta altura de la evolución del escándalo conocido como “lava jato”, cabe preguntarse si la Justicia tendrá modo de ir hasta las últimas consecuencias o si Cunha es un mero chivo expiatorio que sus propios correligionarios han dejado caer a cambio de “pactar” con la Justicia no avanzar más en las investigaciones. Una investigación sin frenos pondría en graves dificultades al propio presidente y otros líderes del PMDB, como el presidente del Senado, Renan Calheiros.
Tres ministros del Gobierno del presidente Temer tuvieron que renunciar desde que en mayo asumió el nuevo Ejecutivo ante documentos audios que demostraban su voluntad para ponerle coto a la acción de los jueces. No sería un operativo fácil el de frenar a los jueces. Pero luego de la reciente destitución de Dilma Rousseff, un operativo en el que cooperaron poderes políticos, económicos y mediáticos, tampoco parece imposible.