Debería concluir este viernes, pero se intentan prorrogar los trabajos hasta mañana sábado. La ONU invita a tomar decisiones más drásticas y urgentes.
La COP25, la conferencia climática sobre el clima que se realiza en Madrid, está en su último día. Hay febriles negociaciones con la posibilidad de prorrogar la cumbre hasta la madrugada del sábado, algo habitual en los 25 años de historia de estas reuniones internacionales. Las “tensiones” en las negociaciones de la COP25, apuntaba ayer jueves la ministra española en funciones para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, se centran en la disparidad de posturas de los delegados sobre el ritmo de su ambición climática. En los doce días de Cumbre del Clima se ha hablado de “elevar la ambición” para tomar decisiones más drásticas en materia de reducción de emisiones de co2.
Uno de los puntos clave ha sido el de la regulación de los mercados de carbono (artículo 6 del Acuerdo de París). Un acuerdo deseable, aunque no imprescindible en este momento, según fuentes de las negociaciones, que consideran preferible la ausencia del mismo a un mal acuerdo.
Entre los logros figura, por primera vez, el reconocimiento de la importancia crítica de los océanos como parte integral del sistema climático de la Tierra tanto para la mitigación como para la adaptación y, si finalmente se mantiene la redacción de los grupos de trabajo, se lograrían también avances en los mecanismos de financiación como el fondo verde del clima.
“El tiempo se acaba”, lema de esta conferencia, nunca ha estado tan presente en las intervenciones de los dirigentes políticos, científicos, empresarios y organizaciones ecologistas, entre otros. El secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, hizo un llamamiento a todos los países para que envíen un mensaje de “ambición” y les ha instado a alinear sus objetivos climáticos con los de la ciencia para que la temperatura no supere los 1,5 grados a final del siglo. En un mensaje en video Guterres ha reclamado un fuerte “espíritu de compromiso”, necesario para una conclusión satisfactoria de los reglamentos relacionados con el Acuerdo de París.
Con el nuevo año entrará totalmente en vigor el Acuerdo de París contra el cambio climático y con él los nuevos objetivos nacionales, al alza, de reducción de emisiones que deberán presentar los países. También la Unión Europea, que desde la Comisión Europea, lanzaba esta semana en la fase ministerial su Nuevo Acuerdo Verde para alcanzar la descarbonización y neutralidad climática de carbono en 2050.
Organizada de manera “admirable”, en apenas tres semanas cuando estas citas se planifican habitualmente con un año de antelación, aseguraba Guterres, la COP25 de Madrid se prevé que quede como una cumbre que ha impulsado el multilateralismo frente a la crisis climática y ha ayudado a elevar la ambición e impregnar a todos los sectores.
La de Madrid se la conoce como la COP de Greta Thunberg, la joven activista sueca de 16 años en la que se centró la atención mediática. Greta se unió a la “Marcha por el Clima” y, junto a 500.000 personas en las calles de Madrid, reclamó acción política ante la crisis y justicia climática. También será la COP en la que la misión oficial de Estados Unidos -principal emisor per cápita de CO2 y que ha solicitado formalmente su baja del Acuerdo de París- no ha tenido un papel destacado, algo que ha contrastado con la “delegación alternativa” al gobierno federal, para demostrar que son muchos los estadounidenses que todavía están ahí en la lucha climática.