Durante un mes los fieles islámicos practicarán un ayuno prolongado durante todo el día.
Para más de 1.300 millones de musulmanes, hombres y mujeres, comenzó el mes de Ramadán, un período de ayuno que dura desde el amaneces hasta la caída del Sol. Durante esas horas, los adultos con salud no podrán comer, beber, fumar ni tener relaciones sexuales. El ayuno se interrumpe al atardecer, con un dátil o un vaso de agua. Sigue la cena (iftar).
El Ramadán dura entre 29 y 39 días y este año finalizará el martes 5 de julio. En el pasado era una práctica conocida sobre todo por los viajeros o los que habían estudiado el Islam. Las migraciones de personas que profesan esta religión hacia regiones de Occidente, ha permitido conocer más de cerca esta celebración.
Quienes han podido seguir las travesías de los refugiados que huyen de las zonas de guerra en países islámicos, como Siria o Iraq, pudieron constatar cómo, incluso en condiciones extremas, en alta mar o en los desiertos, en las que arriesgaban su vida, habían mantenido la observancia de los varios momentos de oración durante el día y el período de ayuno. Un aspecto que pasó desapercibido por los medios de comunicaciones y los observadores más preocupados en suscitar temor y desconfianza hacia los fieles islámicos.
Es esta celebración una oportunidad para manifestar el acompañamiento y la amistad hacia los fieles de esta religión que comparten nuestras ciudades y nuestros países. Una amistad que puede y debe disolver la tentativa de presentar esta religión bajo una sombra de violencia que no le pertenece.