La violencia armada sigue causando víctimas en el país. Hubo además 238 agresiones violentas.
Colombia necesita la paz. El haber conseguido finalizar el conflicto armado con la ex guerrilla de las FARC, ha sido un paso importante, pero no el definitivo para pacificar el país. El estudio entregado por la Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento (CODHES) lo confirma. Más de 38.000 desplazados y 110 líderes sociales asesinados en los primeros ocho meses del año es el balance que deja la violencia armada en el país.
En la publicación, CODHES afirma que entre el primero de enero y el 31 de agosto de 2018, se presentaron 126 eventos de desplazamiento forzado múltiple y masivo. “En total, 38.490 personas han sido afectadas por los desplazamientos. De éstas, 8376 son afrodescendientes y 7808 indígenas”, además explica que los tres departamentos más afectados por el éxodo forzado son Norte de Santander con 12.588 casos, Antioquia con 11.962 personas desplazadas y Nariño con 6090.
En este tipo de flagelo, la Consultoría encontró que las principales causas que la generan son la confrontación armada, amenazas e intimidaciones y presencia de los grupos armados ilegales, siendo las guerrillas del EPL, ELN y grupos herederos del paramilitarismo los presuntos responsables de este fenómeno.
En el mismo informe, CODHES asegura que de los 110 crímenes contra líderes sociales que se han registrado en el país, 40 fueron contra líderes de pueblos étnicos: 23 eran afrodescendientes y 17 indígenas. “El 40% de los líderes asesinados pertenecían a Juntas de Acción Comunal; el 30% trabajaba por la defensa de su territorio; 11 % estaban vinculados a procesos de sustitución de cultivos de uso ilícito; 9% pertenecían al sector educativo y a medios de comunicación comunitarios”, dice la publicación.
Antioquia, con 25 líderes asesinados, es el departamento más afectado por este tipo de crimen, seguido de Cauca con 18 casos y Córdoba con 10.
Hubo además 238 agresiones contra líderes sociales, 39 de las cuales fueron contra mujeres. 89 de las agresiones fueron contra líderes afrodescendientes e indígenas.