Città Nuova: 60 años, demasiado pocos

Città Nuova: 60 años, demasiado pocos

Se cumple el aniversario del comienzo de las publicaciones de Città Nuova.

Nuestra revista Città Nuova salía por primera vez la mañana del 15 de julio de hace sesenta años, mientras se imprimían las copias con un mimeógrafo que en la noche no había querido imprimir más de cien copias con una matriz. ¡Lo que significaba reescribir cada vez las matrices! Pero fue un éxito en el pequeño pueblo que en el valle de Primiero (en las Dolomitas italianas) se había reunido para pasar unas vacaciones de verano distintas de lo normal, cerca del focolar de Chiara Lubich y de sus amigos. En realidad la fecha de la revistita se había fijado para el día antes, ya que fue escrita para el número exacto de ciudadanos de esa ciudad temporánea: 174 a las 20,30 del 14 de julio.

Tres hojas, no una de más, no una de menos, para estos 174 ciudadanos. Si era un puñado de personas, pero ya se hablaba de ciudad, de ciudadanía. Una suerte de utopía. No obstante en esas tres páginas todavía en embrión estaban ya esos elementos que han continuado a hacer la fortuna de Città Nuova hasta la revista mensual actual, que ha suscitado mucho aprecio en el círculo de nuestros lectores y también más allá.

Existía la unidad. Había antes que nada esa corriente de vida y de pensamiento que empezaba a ser llamada “ideal de la unidad”, o “espíritu de la unidad”, o todavía “carisma de la unidad”. Ideal, espíritu, carisma: en todo caso “de la unidad”, o sea de aquella fuerza que empuja los hombres y las mujeres a no disgregarse, a permanecer conexos en la sociedad, no obstante todo, no obstante las diversidades que empujarían a la continua división de las fronteras de todo tipo. ¿Cosa todavía más actual, después de la muerte de Chiara Lubich, aquella que ha dado comienzo al Movimiento de los Focolares y a Città Nuova?

Existía, desde el comienzo, la internacionalidad. En primera página se hablaba de Medio Oriente (¡oigan, oigan!) y de China, mientras en la segunda página estaban Portugal y Estados Unidos emergiendo de la tinta roja. Mientras la tercera página era una simple postal de los alojamientos previstos en el valle de Primiero, organizados para acoger “la invasión checoeslovaca” (nada de tanques de guerra, solo un puñado de jóvenes que llegaban), pero también Viena, Canadá, Alemania… Hoy en el mundo hay casi cuarenta ediciones de la revista, y una veintena de casas editoriales, en alrededor de 25 idiomas.

Existía una cultura, el anuncio de la proyección de una película “en la sala cinematográfica Negrelli” y las citaciones latina “aquae multae non potuerunt exstinguere caritatem”, la multitud de agua no ha podido extinguir la caridad, hay un impetuoso deseo de conocer aquel que es diverso de sí. Città Nuova hoy es cultura e información, libros de altísimo valor cultural y espiritual y una decena de revistas que cubren las distintas edades y categorías sociales.

Existía profesionalidad, quizás todavía escondida, pero estaba. Estaba sobretodo el director Igino Giordani, conocido escritor y periodista, que anunció la llegada en los decenios de tres directores de gran valía como Spartaco Lucarini, Guglielmo Boselli y Giuseppe Garagnani, bajo la mirada vigilante de Pasquale Foresi, co-presidente del Movimiento. Hoy el equipo de Città Nuova tiene una indiscutida profesionalidad editorial, periodística, administrativa, un “capital humano” para preservar.

Existía la democracia, el poder del pueblo, diría además la democracia de la Red ante litteram, en una frase simple y devastadora para los media: “Città Nuova … está reservado… a aquellos que saben apreciar también las noticias más pequeñas pero que para ellos son grandes”. La misión de unidad y diálogo de Città Nuova emerge de cada artículo, de cada libro, de cada foto, de cada filmación.

Existía además la dimensión espiritual y eclesial, en las noticias sobre los distintos sucesos de la Mariápolis, de esa manera se llamaban esos congresos de verano, pero también del mundo que existía más allá del valle de Primiero. Hoy hay lectores de Città Nuova en todo el mundo, católicos, cristianos de centenares de Iglesias diversas, fieles de otras religiones, no creyentes….

Existía la ilustración, en un dibujito insignificante por sí mismo, pero había. La belleza ha sido uno de los pilares del desarrollo del Movimiento y de Città Nuova, la espiritualidad, el estudio, el arte. Hoy es así, en miles de maneras diversas, en los libros publicados y en las revistas ofrecidas a los lectores.

Existía al final la publicidad. Pequeña publicidad: se buscaba un traductor, había un anuncio de una edición especial de “Deja y redobla”, una parodia del celebra programa televisivo. Città Nuova está en el mercado, es una voz libre que se mantiene por sí misma (gracias a los suscriptores) para no tener que decir aquello que otros dicen a la fuerza, sometiéndose al diktat de la política o de la economía, o todavía más a sistemas de pensamiento a menudo dominantes. La libertad es un bien muy precioso, que necesita de la contribución, a veces se diría con “sangre roja”, de mucha gente simple, no de la “sangre verde” de los poderosos financieros. La dureza despiadada del panorama mediático y editorial actual no puede hacernos olvidar que tenemos una tarea para desarrollar: “hacer una cultura e informar correctamente” en vista de un mundo más unido, de una sociedad más fraterna, en un planeta capaz de unidad.

Existía todo, pero este todo tiene valor solamente si está actualizado. El equipo de Città Nuova, sus lectores que lo estimulan, su pequeño pueblo que es amplio en cuanto puede ser amplio el círculo de quienes tienen una idea inclusiva y fraterna del mundo, tratan de renovarse cada día.

Fuente: Città Nuova
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