Chile y un ministro que no está a la altura

Chile y un ministro que no está a la altura

Aparecieron declaraciones del nuevo ministro de Cultura sobre el Museo de la Memoria que indican su confusión conceptual acerca de la violación de DDHH.

Los dichos y la trayectoria del nuevo ministro de Cultura de Chile indican los límites de un nombramiento poco comprensible. Mauricio Rojas ha sido nombrado secretario de Estado por el presidente Sebastián Piñera, pese a que su trayectoria como legislador de Suecia lo coloca como un xenófobo que presentó proyectos legislativos que limitaban grandemente el acceso de extranjeros al país, pese a ser él mismo un chileno exiliado.

La trayectoria política de Rojas, que comenzó en la izquierda, culminó del lado opuesto del espectro político y hoy sus propuestas en el país escandinavo son llevadas adelante por un partido de derecha. Hace dos años, el ministro se refirió al Museo de la Memoria de Santiago –cuyo objetivo es mantener viva la conciencia sobre los derechos humanos, violados durante la última dictadura militar–, como un “montaje” cuyo propósito es “manipular la historia”, fruto de una visión de una parte de la verdad y que intenta “atontar” y ocultar cómo se llegó a la dictadura.

El ministro aclaró que sus dichos aparecen en un texto publicado hace dos años, y no se condicen con su pensamiento actual (aunque las repitió en un programa de CNN). Sin embargo, hubo una andanada de protestas que abarcan sindicados de trabajadores, organizaciones de la sociedad civil y líderes políticos, mucho de los cuales presionan para obtener la renuncia del ministro. Incluso ha manifestado su rechazo el grupo político Evopoli, de centro derecha.

No solo se trata de dichos desafortunados, sino de una muy errónea manera de pensar lo ocurrido durante la dictadura. El Museo de la Memoria no tiene el cometido de reconstruir una fase histórica del país, sino de recordar graves violaciones de derechos humanos realizadas por el Estado. Del mismo modo como el museo del Holocausto de Yad Vashem, en Jerusalén, y muchos otros museos como ese tienen el objetivo de señalar la barbarie a la que puede llegar a la humanidad independientemente de cómo se haya podido llegar a eso en el entendido, además, que nada ni nadie puede justificarlas.

El flamante ministro, por tanto, señala no haber captado esta diferencia y de partir de una lógica que riñe con su función al servicio a la ciudadanía. Y menos todavía puede aceptarse que con tanta ligereza admita haber cambiado de opinión revelando, en realidad, concentrar su interés en el cargo más que en la tarea que eso supone desarrollar. Una vez más, el gobierno de Sebastián Piñera, que acaba de reemplazar a dos ministros, entre ellos, el titular de Educación debido más que a declaraciones desafortunadas a un error de concepción del rol del Estado en esta área, demuestra no tener claro el perfil de quienes deben representar a todos los ciudadanos y no solo a algunos.

  1. No conozco el Museo, sin embargo la duda que me asalta es la siguiente, se encuentran alli datos o imagenes de los asesinatos realizados por grupos de extrema izquierda a dueños de predios y parcelas durante el intento de poner un regimen socialista durante el gobierno de Allende??

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