Un informe de la Policía de Investigación establece que nunca existió un software que interceptaba mensajes de los acusados de actos de terrorismo.
La Policía de Investigación (PDI) de Chile entregó su informe final sobre las irregularidades constatadas en la Operación Huracán, determinando que “Antorcha”, una supuesta aplicación creada por Alex Smith y utilizada por el arma de Carabineros – la otra fuerza policial que opera en el país – para interceptar supuestos mensajes de comuneros mapuche, nunca existió.
Según el documento dado a conocer por el diario chileno La Tercera, “no existen elementos relativos a códigos de programación, programas y/o archivos digitales que permitan acreditar la existencia del programa ‘Antorcha’. Se descarta que el imputado Smith pueda haber programado y desarrollado una aplicación que intercepte las comunicaciones, a través de programas de mensajería instantánea”. Por tanto, “queda de manifiesto” no existió el programa mencionado.
En vista de que “Antorcha” nunca existió, la PDI apuntó que los reportes e interceptaciones, y que determinaron el arresto de ocho comuneros mapuches fueron acusados de cometer atentados, fueron inventadas por el propio Smith
“Es posible indicar que al no existir la aplicación ‘Antorcha’ u otro programa de características similares, se podría determinar que Álex Smith Leay creó estos denominados ‘reportes’, los que simulaban la interceptación de conversaciones, obtención de geolocalización, en base a coordenadas, y captura de fotografías”. Prueba de esto son los correos enviados a oficiales de Carabineros donde aparecía un supuesto “parche” para evitar que sus mensajes fueran interceptadas por “Antorcha”. “Se determinó que son correos sin contenido y en ningún caso permiten la activación, ejecución, inspección, detección o eliminación de información maliciosa”, sentenció.
Es la razón por la que a mediados de enero de 2017, el fiscal regional de La Araucanía, dispuso que no avanzara la investigación denominada Operación Huracán y con esa decisión se liberó a ocho comuneros mapuches, entre ellos el líder de la CAM, Héctor Llaitul, de la imputación que Carabineros les había hecho de supuestamente pertenecer a un grupo terrorista dedicado a perpetrar ataques incendiarios en base a pruebas obtenidas en reportes de Inteligencia que -por primera vez- se usaban en causas penales en esa zona. Las sospechas del fiscal de que las pruebas fueron manipuladas por la propia policía generó un vuelco en el caso y una situación inédita en Carabineros.
El episodio terminó con el descabezamiento de la policía uniformada, el peritaje de la PDI sobre el software que nunca existió y el procesamiento de los responsables.
Fue toda una operación que busco criminalizar el reclamo Mapuche por sus tierras comunitarias, no solo en Chile sino también en ARGENTINA. La actuación de Gendarmería Nacional y la agitación de la bandera del enemigo interno por parte del gobierno argentino queda claro que es un burdo intento de apropiarse de tierras ancestrales, que en todo caso son modestos reclamos de pueblos que fueron diezmados de manera criminal. Avergüenza toda esta operación y deja sembrada una duda ¿Quién es verdaderamente el enemigo interno? ¿Quienes operaron detrás de intereses inconfesables? Creo que las huellas digitales de muchos de ellos quedaron expuestas públicamente, es una manera metafórica de evidenciar a los actores públicamente expuestos. Es burdo que inmigrantes y descendientes de inmigrantes tratemos a los pueblos ancestrales como extranjeros en su propia tierra.