Una figura pública con más de un millón de seguidores decidió abandonar la red del pajarito.
Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, lo anunció el domingo 12 de abril.
Colau estaba más expuesta de lo que es habitual en posiciones de responsabilidad como la suya: “Precisamente porque intento hacer buena política, voy a dejar Twitter”, afirmó en su mensaje de despedida.
Entre las razones que esgrimió, la principal es la agresividad tan característica en la manera de interactuar de muchos usuarios de esta red social: “En los últimos años es sabido por todos que la red se ha llenado de perfiles falsos y anónimos que intoxican e incitan al odio”.
Colau también considera que es mejor persona fuera de Twitter, una herramienta que, añade, le hace perder demasiado tiempo y ser también objeto de crítica si no está permanentemente activa. “Si de repente no haces un tuit de un tema polémico, sale alguien a decir que estás muy callada, que por qué será, que es una vergüenza que no hayas dicho nada sobre esto o aquello…”, añade.
“Entre una cosa y la otra, el hecho es que la red y el algoritmo acaban ocupando mucho tiempo y energía. Y encima la sensación es que deforman la realidad: sobrerrepresenta las polémicas y los discursos de odio, te acaba casi convenciendo de que la humanidad es mala, desconfiada, egoísta. Y una cosa más: me he dado cuenta de que yo también soy mejor persona fuera de Twitter; que aunque inicialmente no quieras, en Twitter es muy fácil acabar entrando en discusiones y peleas con adversarios políticos”, considera.
Hacemos votos para que el gorjeo del pajarillo azul, deje de incitar al odio. Lo necesitamos, hoy más que ayer y menos que mañana.
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