El candidato de centro, Emmanuel Macron, se afirmó con un estrecho margen sobre Marine Le Pen, representante de la extrema derecha, y es el favorito en los sondeos.
El próximo 8 de mayo los franceses deberán elegir su próximo presidente de la república entre el centrista de sesgo liberal Emmanuel Macron (En Marcha) y la candidata de la ultraderecha nacionalista Marine Le Pen (Frente Nacional). Por primera vez desde 1958 los dos partidos tradicionales, el gaullismo hoy rebautizado Los Republicanos y el socialismo del actual presidente François Hollande, quedarán afuera de la segunda vuelta y cosechan un pésimo resultado.
En un domingo electoral en el que hubo una alta participación de los votantes, en torno al 70 por ciento, el 80 por ciento de las preferencias, en un conteo que es todavía parcial, se distribuyó entre el ganador Macron (23,9), Le Pen (21,7), el candidato de Los Republicanos, François Fuillón (20), el izquierdista Jean-Luc Mèlenchon (19). Muy rezagado aparece el representante socialista Benôit Hamon con un deslucido 6,3 por ciento, lo que supone una debacle inédita para el oficialismo.
Los próximos objetivos de los partidos son, en primer lugar, el ballotaje de mayo en el que se definirá quién ocupará el Eliseo y, sucesivamente, las elecciones legislativas de junio, cuando según el sistema electoral francés se deberá votar por los representantes del parlamento. También en ese caso se podrán disputar dos vueltas en caso de que no se consiga la mayoría en el distrito asignado.
Los primeros sondeos asignan al centrista Macron una cómoda victoria sobre su adversaria, con más del 60 por ciento de las preferencias. Le Pen, se situaría en torno al 38 por ciento. El extremismo derechista de Le Pen, nacionalista, contraria a la moneda única europea y a la misma continuidad de Francia en el bloque, con sesgos xenófobos y a favor de limitar al máximo la llegada de refugiados y migrantes, juega tradicionalmente en contra de su partido que, si bien recibe el apoyo de buena parte del electorado, también a nivel local, en un sistema de segundas vueltas sufre el rechazo del resto de los votantes. De hecho, pese a los resultados electorales, el Frente Nacional dispone de apenas dos legisladores en la Asamblea Nacional y algo parecido se verifica a nivel regional.
En efecto, tanto Los Republicanos como los socialistas, además de otros líderes, ya han invitado a sus electores a apoyar a Macron. No se ha pronunciado, en cambio, Mèlenchon.
Macron podría convertirse a los 39 años en el más joven presidente francés, y si bien casi no tiene historia política, pues pertenece al mundo de los banqueros, no es ajeno al poder y ha sido ministro de economía del presidente Hollande. Convencido defensor de la Unión Europea, es partidario de una estrecha colaboración con Alemania y de reforzar los lazos con los Estados Unidos, desde una visión liberista de la economía, a favor de la austeridad en el uso de los recursos públicos. Su propuesta supuso una fractura dentro del socialismo, cuyos miembros se escindieron bien apoyando su agrupación o al izquierdismo de Mèlenchon.
Se esperan por tanto casi dos meses más de debate político en el que los franceses deberán discutir sobre su inserción en Europa y sobre su modelo de convivencia social, con una fuerte presencia de migrantes que, sin embargo, no se han insertado tan bien como debería esperarse. Que el país haya sido terreno de atentados sangrientos, a menudo realizados por desequilibrados y marginados provenientes de esos sectores postergados, dice de la vigencia de esta problemática. Habrá que ver si Francia, como gran parte de Europa, sabrá responder a los desafíos de una globalización que no tiene vuelta atrás, pero cuya tendencia es a crear ganadores y perdedores.
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