En audiencia con el cardenal Semeraro, Francisco aprobó el decreto que lleva a la canonización al joven enterrado en Asís.
Su historia es conocida por muchos. Muy joven, un talento de la primera época de Internet junto con un gran corazón hacia cualquier persona, ya desde niño y especialmente hacia sus coetáneos, a los que ayuda todo lo que puede. Un adolescente precoz de inteligencia y alma, como corresponde a alguien que nació original pero no morirá siendo una fotocopia. En 2006, con 15 años, Carlo Acutis ya había abierto el camino de lo que significa tener fe, amar a la Iglesia y a los pobres, y traficar su creatividad en la red para dejar un mensaje -con su exposición sobre los milagros eucarísticos- que no se consume perdiéndose como tantos algoritmos. En octubre una leucemia fulminante se lo lleva, pero no lo que construyó. El Papa Francisco lo beatifica en 2020 en Asís, donde ahora descansa en el Santuario de la Expoliación, meta de interminables peregrinaciones.
Una carta para una vida
Y es aquí donde comienza la extraordinaria historia del milagro que conducirá a la canonización de Carlo. Entre los numerosos peregrinos que acuden a la tumba, el 8 de julio de 2022, un viernes, hay también una mujer, Liliana, de Costa Rica. Se arrodilla, reza y deja una carta, palabras de esperanza que envuelven la peor angustia de una madre. Seis días antes, el 2 de julio, su hija se cayó de la bicicleta por la noche cuando volvía a casa, en el centro de Florencia, donde la niña estudia desde 2018. Las noticias que llegan del hospital Careggi son de las que quiebran. Traumatismo craneoencefálico muy grave, operación de craneotomía, extirpación del hueso occipital derecho para aliviar la presión, esperanza de supervivencia casi nula.
Ese 2 de julio, la secretaria de Liliana comienza a rezar al Beato Carlo Acutis y el día 8 la propia Liliana se dirige a Asís. Ese mismo día, el hospital informa: Valeria ha reanudado espontáneamente la respiración, al día siguiente empieza a moverse de nuevo y habla parcialmente. A partir de entonces es uno de esos casos en los que los protocolos médicos pasan a un segundo plano. El 18 de julio, la tomografía computarizada muestra que la hemorragia ha desaparecido y el 11 de agosto la niña es trasladada a terapia de rehabilitación, pero después de sólo una semana está claro que la recuperación completa está a un paso. Y el 2 de septiembre, madre e hija vuelven a Asís, a la tumba de Carlo, para dar las gracias infinitas.
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Fuente: Vatican News