Carisma de la unidad, don del Espíritu Santo

Carisma de la unidad, don del Espíritu Santo

Luego de la publicación del libro Carisma y Profecía, el genio eclesial en Chiara Lubich, Ciudad Nueva pidió al presbítero Jorge Frigerio, párroco de Nuestra Señora del Valle en la ciudad de Cruz del Eje, Córdoba, un breve comentario que aquí compartimos. Mirá también la entrevista al autor, Jesús Morán.

Partiendo de lo que el autor presenta en su primera respuesta, el carisma de Chiara Lubich pertenece ciertamente a la dimensión mariana, carismática de la Iglesia. Pero también ha iluminado la vida de muchas personas ligadas al perfil petrino, como diáconos, sacerdotes y obispos. Y a través de ellos, o de muchos laicos, también ha penetrado en las mismas estructuras eclesiales, ayudando, junto a otros dones que el Espíritu ha dado a su Iglesia, a que sean más evangelizadoras.

Este es un aspecto del genio eclesial de Chiara, que da a la Iglesia local, a las Diócesis y parroquias, un instrumento para que sean cada vez más esa Iglesia en salida que sueña el Papa Francisco. “En salida”, o sea que no se mira a sí misma, que no es autorreferencial; e “Iglesia”: es decir que es comunión, que vive en su interno la sinodalidad, como decimos ahora.

El carisma de la unidad es un don del Espíritu Santo para ayudar a las personas para que vivan y experimenten entre ellas la realidad del mandamiento del amor recíproco, de vínculos enriquecedores entre sí, donde habita el Espíritu de Dios, donde está Jesús, presente entre los que se reúnen en su nombre. Entonces sí, cuando salimos como parroquias, como diócesis, llevamos la riqueza de la vida que hemos experimentado, “lo que hemos visto y tocado”, como dice el apóstol San Juan.

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