Caravaggio en Chile

Caravaggio en Chile

Hasta el 18 de diciembre el Museo de Bellas Artes de Santiago hospeda una pequeña muestra del gran pintor italiano.

En medio de la ola de calor que esta semana agobia la ciudad (aunque el clima más piadoso nos ahorra la matadora humedad), moverse por Santiago no es fácil, sobre todo cuando el protocolo profesional sugiere ir de saco (aquí chaqueta) y corbata.

Mientras, empapado de sudor, me desplazaba por la ciudad entre una charla y una entrevista, mis ojos fueron atraídos por un afiche seductor: “Caravaggio en Chile”. La invitación señalaba, además, un amplio horario de visitas diarias en el céntrico Museo de Bellas Artes. Hubiese sido un crimen privarse de un encuentro con este genio del barroco, así que en el primer hueco de la agenda fui a contemplar la obra expuesta como quien se reencuentra con un amigo.

Hablo de obra, porque en rigor la única pintura original de la muestra es el San Juan Bautista, ya que luego hay una copia de la Deposición de Jesús y una obra de una artista contemporánea que se inspira en el autor italiano. Es la primera vez que arriba a Chile una obra del Caravaggio, prestada por los museos Capitolinos de Roma. De todos modos, vale la pena hacerse un tiempo para visitar la muestra antes del 18 de diciembre, fecha de cierre de la misma.

Le gustaría al Papa Bergoglio el joven sonriente que parece querer cautivarnos con un guiño de su ojo para que sigamos con una sonrisa al cordero que abraza, símbolo de Jesús. La muestra es una breve inmersión en los juegos de luces y sombras que caracterizan al artista (1571-1610). La humanidad, humilde y simple, parece salir de las tinieblas iluminada por la gracia. Incluso el Jesús muerto de la Deposición es la fuente que ilumina a las demás figuras del lienzo.

La historia de Michelangelo Merisi da Caravaggio es como la de sus personajes, de los que todavía parece desprenderse parte del barro con el que fue creado el hombre. Terminará perseguido por la ley, muriendo solo y sin que se pudiera encontrar el cuerpo. Sin embargo, su arte sigue indicando la fuente de la vida.

 

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