La opositora Mesa de Unidad Democrática ha convocado una manifestación en respaldo a la realización de un referéndum revocatorio del mandato del presidente Nicolás Maduro.
Venezuela no conoce sosiego. Hoy será un nuevo día de manifestaciones en contra y a favor del Gobierno chavista del presidente Nicolás Maduro. La coalición opositora Mesa de Unidad Democrática (MUD) ha convocado para hoy a una “Toma de Caracas” para presionar al Consejo Nacional Electoral (CNE), controlado por el chavismo, y conseguir que anuncie una fecha para la recolección de las 3,5 millones de firmas necesarias para convocar el referendo revocatorio contra el presidente.
La ocasión sirve como demostración de fuerza en medio de un desabastecimiento de alimentos y otros productos próximo a la crisis humanitaria y una crisis económicas que acumula resultados negativos. Desde la oposición, que controla el Poder Legislativo se pretende llevar a cabo un referendo revocatorio del mandato, al que el Gobierno se opone pese a que en los sondeos hay cada vez más ciudadanos que consideran negativamente la gestión de Maduro.
Maduro denuncia planes golpistas de la derecha, y en estos días han sido apresados otros dos opositores acusados de querer provocar incidentes, posesión de explosivos (en realidad, de bajo potencial) y no bien especificados materiales de interés criminalístico. No es nuevo que en el país la derecha extrema juegue sucio y use de todos los medios para desestabilizar un Gobierno que hace muy poco para mejorar la situación general.
El punto en discordia es la fecha para la recolección de firmas que sirven para habilitar el referendo revocatorio. La Constitución establece que si es revocado el mandato antes de que se cumpla la mitad del mismo, se realizan elecciones nacionales para elegir un nuevo presidente. Viceversa, si es revocado luego de la mitad del mandato, asume esas funciones el vicepresidente. Es por ello que la oposición intenta conseguir que el referéndum se celebre antes del 9 de enero y el Gobierno después.
El nerviosimo es evidente. El Ejecutivo no ha permitido el ingreso de algunos corresponsales extranjeros y se teme por incidentes. La manifestación opositora no prevé discursos individuales sino la lectura de un Acuerdo de Compromiso Ciudadano que detallará las próximas acciones en la calle. El objetivo es desplegar de manera visible la nueva mayoría que la oposición ha conseguido crear. A la misma hora habrá otra concentración de sectores oficialistas.
Desde Washington el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), el uruguayo Luis Almagro, ha convocado a las autoridades venezolanas a permitir “las manifestaciones de la expresión popular” y a evitar un clima de confrontación. Pero desde hace tiempo, pese a ser un líder de la izquierda uruguaya, Almagro se ha convertido en el blanco de críticas por parte de Maduro, al tiempo que no recibe el respaldo de su propio país en las críticas al Gobierno de Venezuela al que acusa de violentar la democracia y “criminalizar la protesta”.
No parece haberse materializado el espíritu de diálogo entre las partes por el que estaba mediando la UNASUR, y tres ex presidentes, entre ellos el español Felipe González. Todo indica que oficialismo y oposición apuntan a conseguir o conservar el poder en un país próximo al caos.
