La decisión ejemplar ha sido tomada por la Democracia Cristiana chilena respecto de una candidata a diputada de la región norteña de Arica.
Para algunos podrá ser una falta menor, una suerte de pecado venial, pero siempre depende de las pretensiones éticas para determinar un candidato. En esto, lo aconsejable es mantener un criterio de cero tolerancia.
La Democracia Cristiana chilena tomó la decisión de suspender los derechos de militante de la candidata a diputada por Arica (en el extremo norte cerca de la frontera con Perú) de Andrea Murillo, ex gobernadora provincial, quien será formalizada el próximo 17 de noviembre por estafa y uso malicioso de instrumento privado falso.
Los hechos se remontan a su gestión como consejera regional en 2013 cuando, según la acusación, en sus rendiciones de cuenta presentó vales de radiotaxi que no fueron emitidos por la empresa que habría prestado el servicio. La ex consejera regional obtuvo el reintegro de 300.000 pesos (unos 480 dólares) de gastos de taxis que, por lo visto, utilizando recibos adulterados.
Gonzalo Duarte, secretario nacional de la DC, explicó que la sanción a Murillo se da “aplicando una regla que es general del partido y que es de conocimiento de todos sus militantes, un militante que es formalizado es suspendido automáticamente y de ser sancionado, es expulsado”.
“Esto, obviamente, debilita su candidatura y la Democracia Cristiana queda en una situación bien compleja”, añadió el ex alcalde de La Florida. Aparte de Murillo, la Fiscalía formalizará cargos también contra el radical David Zapata, candidato a consejero regional por una suma cercana a los 700 dólares.
Chile durante mucho tiempo ha podido esgrimir bajos niveles de corrupción, recientemente cuestionados por resonantes casos de financiación ilegal de la política mediante falsas facturaciones de servicios que no eran prestados. La medida responde a una exigencia de la ciudadanía de vigilar la rectitud de sus candidatos, en lo poco como en lo mucho.