No emiten gases de combustión, son silenciosos y mecánicamente más simples.
Los buses eléctricos se confirman como una buena opción para el transporte urbano ante la necesidad de reducir las emisiones de gases contaminantes. Una necesidad imperiosa, precisamente cuando los científicos confirman que se ha superado la barrera de las 400 partes por millón de co2 en la atmósfera.
¿Por qué son convenientes los buses eléctricos? Las razones son múltiples: recorren a diario rutas previstas y distancias conocidas; durante la noche están estacionados y este tiempo puede ser aprovechado para recargar completamente sus baterías; no emiten humo; son mecánicamente más simples no poseen caja de cambio, ni ejes de transmisión, ni filtro de aire o de combustible, ni correas de distribución ni necesita renovar varios litros de aceite de motor, por lo que el mantenimiento es menos costoso y más fácil, la ausencia de motor permite en muchos casos dedicar más espacio a los pasajeros, el autobús eléctrico recorta significativamente la contaminación acústica ya que produce un ruido sumamente reducido.
En casos de necesidad o de recorridos más largos, las frecuentes paradas de los buses urbanos pueden ser utilizadas para la recarga, ya que el calor producido por el sistema de frenado puede ser convertido en electricidad. Los sistemas de vías preferenciales para los buses, además, pueden incluir sistemas de transmisión de electricidad por inducción a través del suelo o a través de una conexión en el techo situada en algunas paradas.
El consumo equivalente de un bus eléctrico en energía es sumamente más reducido respecto de los vehículos con moteres diesel, y este ahorro se mide en el orden de las decenas de miles de dólares al año. Hay motores con una eficiencia que permite entre 250 y 500 kilómetros de autonomía, lo que permite cubrir el recorrido urbano de cualquier ciudad.
El principal obstáculo es el costo, que actualmente es el doble o más de cualquier equivalente con motor diésel. Sin embargo, hay que considerar que por un lado el crecimiento de este mercado podrá bajar el precio de los vehículos además de generar inversiones para construir buses más eficientes y con materiales menos caros, por otro el beneficio sería inmediato a nivel de reducción de la contaminación atmosférica.