Es el título de la última novedad de Editorial Ciudad Nueva que fue presentada este miércoles con la presencia del autor, padre Jorge Frigerio, la escritora Josefina Trebucq y una invitada especial, Doña Jovita.
Falta poco menos de dos meses para la celebración de la canonización de José Gabriel del Rosario Brochero. El próximo 16 de octubre, en el Vaticano, el Cura Gaucho se convertirá en el primer santo que nació y vivió toda su vida en la Argentina.
Como una manera de conocer siempre más y profundizar sobre su historia, su relación con el pueblo de Traslasierra, Brochero, cristiano, sacerdote, amigo lleva al lector a descubrir la calidez y caridad de un “pastor” que dio la vida “por sus ovejas”.
Y qué mejor lugar para esta presentación del último miércoles que la Casa de Córdoba, provincia de origen de Brochero, de la cual participaron el autor, padre Jorge Frigerio, la escritora Josefina Trebuq y José Luis Serrano interpretando a Doña Jovita, todos ellos también mediterráneos.
La maravillosa señora proveniente de las sierras cordobesas, con su guitarra y su humor inconfundible, se encargó de emplear imaginarios diálogos con el Cura Gaucho, protagonista estelar de bellísimas historias y anécdotas que han pasado de generación en generación, marcando la idiosincrasia de aquel pueblo.
Trebucq, premio Municipal Buenos Aires y autora, entre otros, de la novela El inútil combate, editada también por Ciudad Nueva, realizó un breve recorrido por las páginas del libro, destacando que Brochero “fue un adelantado”. “Había nacido en 1840 y ya se refería a los derechos de la mujer, jubilatorios y a la educación, le exigía al Senado de entonces que atendiera las necesidades del pueblo. Una actitud que perfectamente se podría aplicar a lo que vivimos actualmente”, remarcó con asombro. Y cerró su exposición: “Se trata de un libro precioso y necesario. Es un libro que quedará”.
Por último, Jorge Frigerio, ex Director del Centro de Estudios Brocherianos y ex párroco en Villa Cura Brochero, explicó que con el libro intentó que “quien lo lea se interpele consigo mismo y su historia, y con lo que él es” y compartió cuál fue el motor para ponerse en marcha en la narración: “En poco tiempo me iré de la diócesis a brindar servicio a Roma por tres años y sentía que no me podía llevar conmigo todo lo que Dios me dio a través de Brochero, sentía como si me iba a robar algo. Tenía que dejarlo plasmado en un libro. Pero no quería que fuera la historia de un santo de estampita sino cómo Brochero fue significativo para mi vida”.
