Sergio Moro aceptó integrar el Gobierno de Jair Bolsonaro. Se han incorporado a su secretaría de Estado el área seguridad y de lucha contra la corrupción.
Sergio Moro, el juez del caso Lava Jato, la causa que ha descubierto la gigantesca red de coimas que involucra a políticos e industriales de Brasil, será el ministro de Justicia del presidente Jair Bolsonaro.
No es la primera vez que ocurre que el clamor popular en torno al hombre del momento –y posiblemente Moro sea en el país, más que Bolsonaro, la imagen de la honestidad y la rectitud que se opone a la corrupción–, transforme un magistrado en un político. En Italia ocurrió con uno de los principales magistrados del caso “Mani pulite”, que acabó con una clase política que determinó la vida del país durante décadas. La trayectoria del magistrado como político no se destacó particularmente. Son dos ámbitos distintos por los que es necesario tener capacidades y habilidades muy diferentes. No está dicho que un buen fiscal sea también un buen político. Las decisiones como magistrado no son hechos democráticos ni siguen esa lógica. Tienen tiempos y criterios completamente distintos. Por otro lado, hacer respetar la ley es una cosa, administrar un Estado es otra cosa.
Moro siempre aseguró que no entraría en política. “Soy un hombre de justicia y, sin ánimo de criticar, no soy un hombre de política”, afirmaba hace dos años. Pero las personas a veces cambian.
Por ahora, las investigaciones de Lava Jato quedarán en mano de Gabriela Hardt, su sustituta; después se le asignará uno de los jueces del sur de Brasil que se disputen el cargo. Generalmente lo recibe quien lleva más años en activo. “La operación seguirá en Curitiba con los valiosos jueces locales”, afirma el propio Moro. “De cualquier modo, para evitar controversias innecesarias, debo alejarme rápido de las nuevas audiencias”.
Bolsonaro se asegura un hombre popular y respetado. Moro controlará los gabinetes de Justicia, Seguridad y, también, la Secretaría de Transparencia y Combate a la Corrupción, Asuntos Internos y el Consejo de Control de Actividades Financieras.
El presidente electo pretende fusionar ministerios para reducir costos. Lo ha hecho creando un superministro de Economía, Paulo Guedes, que cubrirá las áreas de Hacienda, Desarrollo, Industria y Comercio Exterior y Planeamiento.