Avances en la relación con Arabia Saudita, Qatar y la Liga Musulmana Mundial. Hablar de paz, donde más prevalecen diseños políticos no siempre claros.
La política de apertura al diálogo con el mundo islámico de Papa Bergoglio es, hoy más que nunca, un aporte que puede jugar un rol sustancial no solo en términos de acercamiento entre las religiones, sino también en la perspectiva de apagar los focos de conflictos armados, en especial en el área de Oriente Medio. Por cierto, los conflictos en Siria y Yemen en modo especial, pero también en Iraq y Afganistán, que nunca han podido ser pacificados, tienen una fundamental componente geopolítica. Sin embargo, no falta un perfil religioso, ya que evidencian un choque de proporciones entre la tradición sunita del Islam y la tradición chiita, a menudo percibida como competidor. La peligrosa mezcla de posturas radicalizadas y de nacionalismos exasperados, tiene como resultado, en lugar de poner la vida religiosa al servicio de los seres humanos, de finalizarla a diseños políticos.
Aunque no siempre comprendida por los críticos del Papa, la Santa Sede ha puesto en marcha una batería de iniciativas que intentan evitar nuevos y más graves derramamientos de sangre. En estas semanas se han dado pasos diplomáticos hacia Arabia Saudita y Qatar. Durante una semana el cardenal Jean-Louis Tauran estuvo en tierra saudita realizando una serie de contactos inéditos ante la Liga Musulmana Mundial, pudiendo referirse al tema de la libertad religiosa. Tauran manifestó el apoyo de la Santa Sede al esfuerzo de los árabes de producir un cambio en su imagen.
Anteriormente Bergoglio se había reunido con Moza bin Nasser, jeque de Qatar, y hace una semana el cardenala Bechara Rai ha sido recibido por el emir catarí y altos funcionarios de ese Gobierno con los cuales pudo agradecer la realización del primer lugar de culto cristiano maronita en Doha. El edificio ha sido financiado por el emirato catarí, lo que confirma que hay aprecio por la política de paciente apertura vaticana.
Ya hemos reseñado en más de una oportunidad, los contactos entre la Santa Sede, al máximo nivel con el imán de la universidad Al –Azhar, con la que se ha vuelto a dialogar y se mantiene una profunda relación entre el Papa y el imán Ahmed Al Tayyib. Ambos se han manifestado sobre religión y violencia y también han intercambiado puntos de vista respecto de la cuestión de Jerusalén.
Bergoglio tiene claro que la paz mundial pasa también por dos temas espinosos y de difícil abordaje: por un lado, está el comercio de armamentos. Puesto que fomenta la tentación de resolver con la fuerza temas políticos. Y en segundo lugar, es clave la construcción de un escenario multipolar, poniendo en discusión la actual supremacía de los Estados Unidos que, con frecuencia, no admite réplicas y otras visiones, las que son de inmediato estigmatizadas
Eso hace difícil y delicado el camino, puesto que también para Washington es importante la relación con las monarquías del Golfo, a su vez involucradas, de una u otra manera, en los conflictos actuales.
¿Cuánta fuerza pueden tener los líderes religiosos en estas circunstancias? Hablar del problema del comercio de armamentos, no puede soslayar que precisamente los sauditas el año pasado han firmado con los Estados Unidos un acuerdo por la compra de 110.000 dólares en armas. Sin embargo, este diálogo ha vuelto a colocar a la Iglesia en un escenario en el que es posible perseguir el doble resultado de avanzar en un diálogo tolerante y poner bases para esa paz que todos los pueblos desean. Saber que la política vaticana pueda en esto ser oída, es sin duda una noticia que abre una rendija de luz en un panorama cada vez más oscuro.
Foto de archivo, cuando el Papa recibió a las autoridades de la Liga Musulmana Mundial.